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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama. Thriller Betty Anne Waters es un ejemplo de estoicismo, solidaridad y entrega. En 1983, su hermano Kenny fue condenado a cadena perpetua por un asesinato que no cometió. Por aquel entonces, Betty Anne, que trabajaba como camarera en un bar, era una mujer de 28 años divorciada y con dos hijos. Completamente convencida de la inocencia de su hermano, se puso a estudiar derecho y cuando terminó la carrera se convirtió en su representante legal para ... [+]
21 de mayo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las vergonzosas e infames goteras del sistema judicial en -casi- el mundo entero, día a día laceran a seres inocentes; se ensañan con los condenados por delitos menores; afinan su complicidad con los acusados que “detentaban” el poder; y destruyen vidas y familias enteras, por cuenta de la incompetencia, la ética cancerosa, y los afanes de sacar partido de cualquier hecho por aberrante que pueda resultar.

El sistema carcelario carece, casi en su totalidad, de objetivos y programas resocializadores;, funciona en condiciones infrahumanas y clasistas; y no se conduele del daño moral y psicológico que diariamente causa a millones y millones de seres humanos –reclusos, familiares y amigos- que, en buena parte, no deberían estar purgando una condena que se va volviendo eterna. Ni siquiera les importa el resentimiento social que alimentan en aquellos seres que, cada tanto, son víctimas de improcedencias, atropellos y condenas injustas, como si ignoraran que, contra ellos y/o los suyos, se avendrán después, buena parte de estas venganzas… o castigos; y aunque pareciera en muchos casos triunfar la impunidad, la impunidad No existe… y tarde que temprano se ha de recoger lo que se ha sembrado.

Kenneth Waters, un chico criado -como su hermana Betty Ann- en hogares sustitutos, pasó su infancia y parte de su juventud, con notables carencias afectivas, algunos maltratos y el asedio de la policía. Ahora, cuando está casado y tiene a una hija de brazos a la que adora, ha sido detenido y encarcelado, acusado de robo a mano armada y de haber asesinado brutalmente a una joven llamada, Katharina Brow.

Cuando pesa sobre él la condena mayor, a su hermana Betty Ann -aunque sabe de lo bravucón, pendenciero y outsider que ha sido su, para con ella, leal hermano-, no le cabe en la mente ni la menor duda de que es inocente y que el sistema judicial se ha ensañado injustamente con él… y entonces, valerosamente optará por estudiar derecho para poder ocuparse directamente del caso de su hermano.

Vamos a asistir entonces a un aleccionador caso de lealtad, compromiso y empeño con una “causa perdida”, en la que, Betty Ann Waters, dignificará a la mujer; dará claro ejemplo de cómo fortalecer los lazos familiares; y dejará constancia de las aberrantes situaciones que cotidianamente se presentan en los estrados judiciales.

El filme de, Tony Goldwyn, aunque no consigue sobresalir por sus aportes dramáticos o formales, resulta favorecido por plantear un caso sensible, extraído de la vida real; y porque cuenta con intérpretes muy bien escogidos como, Hilary Swank, con ese aspecto de chica del montón; Sam Rockwell, con su larga fama de personaje desadaptado; y Minnie Driver, con ese rostro de chica buena, que sabrá despuntar con mucho carácter y con un preciso sentido de la amistad.

¡Ah! Y siempre serán bienvenidos esos avances de la tecnología que siguen facilitando la exculpación de tantos seres humanos, víctimas de la in-justicia.

Título para Latinoamérica: JUSTICIA FINAL
Luis Guillermo Cardona
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