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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Fiel adaptación para el cine de la obra homónima de Shakespeare. Terminada la guerra civil entre César y Pompeyo (49-46 a. C.), César se convierte en dictador vitalicio y concentra en su persona todos los poderes, lo cual implica, de hecho, la desaparición de la República. En el año 44 a. C., Casio y Bruto, dos nobles romanos defensores a ultranza de las libertades republicanas, encabezan una conjura contra el dictador, que es asesinado ... [+]
7 de mayo de 2010
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que sostiene, por años, en el poder a los más atroces políticos, es su decisión extrema de deshacerse de quién sea, y cómo sea, que surja como obstáculo en su camino; es también su capacidad de hacer alianzas con quienquiera que decida favorecerlos... aunque luego deban favores que pagarán con creces o traicionarán con actitud rastrera; y es, entre otras cosas, su capacidad de mentir, elevada a la máxima potencia, y su decisión de mantenerse en la patraña aunque les toque jurar sobre lo más sagrado.

Bien se sabe que, los actos más atroces cometidos contra la humanidad, se han gestado en salones gubernamentales dictados por hombres que, luego, han merecido monumentos... y todas las infamias que han perpetuado la miseria de los pueblos, gritan, por más que pretendan acallarlas, entre las paredes de las casas de gobierno.

¡Cuán poca fe tenía el gran dramaturgo, William Shakespeare, en los hombres de Estado! “El abuso de la grandeza –decía- se produce cuando se separa la clemencia del poder”; y cuentan los historiadores, que fue bebiendo de la fuente de Plutarco que le vino la idea de hablar de los romanos. ¡Y vaya terreno en el que anidó la corrupción y la mentira, y qué bien sirve de ejemplo para el resto de la humanidad!

El resultado es una obra que deslumbra con su magnífico lenguaje, con su presentación de personajes intensos y contradictorios, que impactan y sacuden como, Marco Bruto, Marco Antonio o Casio. El primero y el último, con un deseo que trasciende los personales afectos para beneficio del común; y el segundo, dispuesto a adular a quien sea y a prometer lo imposible, para preservar el poder.

El director y guionista, Joseph L. Mankiewicz, logra con <<JULIO CÉSAR>>, una ajustada adaptación cinematográfica que preserva el pleno gusto del lenguaje y el desplazamiento shakesperiano, y logrando caracterizaciones más que satisfactorias, sobre todo en los roles de, Marlon Brando (Marco Antonio) y de John Gielgud (Casio).

Una sobria ambientación, un ajustado uso del blanco y negro, y un clima dramático de calculada intensidad que nos lleva a sentir, con suma fuerza, el pesimismo del dramaturgo inglés frente a todo lo que conlleve el nombre de política de Estado.
Luis Guillermo Cardona
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