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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama Jim Morrison, cabeza visible de The Doors, para muchos fue un regalo de Dios; para otros, un vástago del Diablo. Vivió al límite, en una anárquica carrera autodestructiva salpicada de escándalos y arrebatos de ira y de pasión que lo hundieron en un abismo de sexo, alcohol y drogas. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas bandas de rock han sido tan dependientes de la personalidad de su vocalista, como The Doors. Conformado por, Ray Manzarek en los teclados; Robby Krieger en la guitarra y, John Densmore en la batería, si bien cada uno hacía de manera aceptable su tarea, el grupo en completo era Jim Morrison, ¿Por qué? Su personalidad era arrolladora, irreverente, anti-establishment y con aliento de poeta (todo lo que atraía a un gran número de jóvenes de los años 1960…) y aunque su voz no era, precisamente, de esas que llamamos, “inconfundibles”, (como sí lo fueron las de John Lennon, Mark Knopfler o Roger Waters, entre otros) Morrison cantaba bien, tenía carisma y pegaba fácilmente entre el público por sus recursos interpretativos. No es de extrañar, pues, que el mayor peso de la película esté prácticamente centrado en su historia personal.

Con todo, The Doors, ha sido una de las bandas más exitosas de los Estados Unidos de Norteamérica, y esto atrajo al director, Oliver Stone, quien se pasaría cerca de dos décadas procurando sacar adelante este proyecto fílmico. Para que representara a Jim Morrison, por su mente pasaron actores como Tom Cruise, Keanu Reeves, John Travolta, Richard Gere, Johnny Depp y otros tantos, hasta que, finalmente se inclinaría por Val Kilmer… y a estas alturas, creo que ya nadie imagina a, Morrison, interpretado por otro que no fuera él. Kilmer dio la medida en todo sentido: Se metió en el personaje desde un año antes de que comenzara el rodaje (se vestía como él; se aprendió todas sus canciones y lo imitaba excelentemente; visitó los lugares que el cantante frecuentó…); también estuvo dispuesto a engordar los kilos de más que ganara Morrison al final de su vida y es indudable que, cuando ves a Kilmer, sientes sin objeción alguna que estás viendo a Morrison… ni su diferencia de estatura preocupa.

Como lo ha demostrado siempre, Stone consigue eficientísimas escenas de masas; el diseño de producción cuida al máximo semejar los espacios a aquellos en que se moviera el grupo; y como fuera habitual, la fotografía de, Robert Richardson, logra magníficas composiciones con una iluminación siempre efectiva… y Stone mantuvo a su lado a Krieger (el guitarrista) para que lo asistiera en todo lo concerniente a dar veracidad a los espacios y las situaciones. Por fortuna, Robby era un gran admirador de su anterior película, “Salvador”, y confiaba plenamente en el buen resultado de, <<THE DOORS>>.

La historia -escrita por el propio, Stone, en compañía de J. Randal Johnson (ahora, Randall Jahnson), no elude mostrar al cantante en sus excesos (drogadicción, lujuria, egolatría, actos casi suicidas…), y al tiempo, exalta sus grandes dotes como hombre espectáculo, cantante carismático y seductor irresistible.

Al final, uno siente, que en una historia no muy distinta de la de otros tantos cantantes de rock, la muerte temprana de Jim Morrison (a los 27 años), es lo que ha contribuido en cierta forma a su mito, y como en los casos de otros cantantes y actores más recientemente fallecidos (Bob Marley, Paul Walker, Heath Ledger…) sus admiradores le guardan un reconocimiento eterno.

Mención para, Kathleen Quinlan (Patricia,) quien, a sus 36 años seguía luciendo magnética; y cómo ha ocurrido en posteriores ocasiones, por ahí estuvo, Oliver Stone, haciendo su particular cameo… ¡imagino que lo descubrieron!
Luis Guillermo Cardona
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