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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama. Intriga. Fantástico Diez años después de la repentina muerte de su marido Sean, la bella Anna (Nicole Kidman) acepta casarse con Joseph (Danny Huston). Pero un día Anna conoce a un niño (Cameron Bright) muy peculiar, que dice ser la reencarnación de Sean, y que le pide que no se case con Joseph. El nombre del niño: Sean. (FILMAFFINITY)
26 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Antes de darte la vida ya te había yo escogido. Antes de que nacieras ya te había yo apartado. Te había destinado a ser profeta de las naciones”. (Jeremías 1:5)

“Y si ustedes quieren aceptar esto: Juan es el profeta Elías que había de venir. Los que tienen oídos, oigan”. (Mateo 11:14)

Que la preexistencia y la reencarnación existen, es un hecho demostrado. Lo afirma la misma Biblia (frases citadas y otras) por más que le hayan eliminado muchos textos claves; lo reafirma la experiencia de incontadas personas que han tenido poderosos deja vu; y lo sostienen grandes religiones, como el hinduismo, el budismo, el taoísmo y muchas otras.

La única razón por la que, otras iglesias, siguen sosteniendo la gran mentira de una vida única, es porque consideran que, darle largas a la posibilidad de redención humana permite a la gente relajarse. Cuando el final se percibe cerca –se cree- la intimidación resulta más efectiva. Así, mientras las más puras religiones esperan pacientemente el cambio como una toma de conciencia, las más contaminadas pretenden que el cambio se asuma por puro miedo. Algo así como el que deja de beber porque se vió a punto de morir o como el hombre aplaudido por sus amigos y vecinos cuando volvió con su esposa, pero nadie se enteró de que lo hizo porque los hermanos de ésta juraron que, de no hacerlo, lo caparían.

Con este gran tema, ante el que se abren grandes perspectivas, el director Jonathan Glazer ha logrado un film que te atrapa desde el mismo instante en que, ese niño de diez años llamado Sean, entra en escena para decirle a Anna -ahora comprometida con Joseph- que, él, es el marido (Sean) del que quedó viuda hace algunos años.

El pequeño surge como una suerte de error en el proceso convencional de las reencarnaciones, pero la historia que escriben Jean Claude Carrière, Milo Addica y J. Glazer, abre esta posibilidad convirtiendo la vida de aquella familia en un sorprendente caos. Nicole Kidman vuelve a sorprender con una actuación que se le escapa del alma y con esa mágica belleza que envuelve a plenitud cada escenario en que aparece. Y con ella, Cameron Bright -el pequeño que ya nos sorprendiera en “Gracias por fumar”-, ofrece de nuevo un perfil de niño-adulto absolutamente sorprendente.

“REENCARNACIÓN” nada en aguas de perfecto thriller, se cobija con un romanticismo muy cálido y lleno de añoranza… y al tiempo, se arriesga en ese terreno bastante osado para los nuevos tiempos, donde fácilmente nuestra confundida Anna podría ser tildada de pedófila y deschavetada. Por suerte, Glazer sabe ser sutil, mantiene una gran altura en cada una de sus escenas y su filme se mueve, totalmente, en una plástica hondamente satisfactoria.

Pero, es evidente que Glazer se sintió confundido al momento de cerrar la que venía siendo una muy bella historia, pues a su paso se abrían varias disyuntivas: Mantener la narración como un hecho posible donde los planes de Sean se realicen. Convertir una historia que luce profundamente romántica, en un cuento brutal y de venganza. Hacer que se desvanezca la ilusión y que quede latente una posibilidad lejana. O ¿Qué tal que el niño muera cuando el error ocurrido sea descubierto en el plano astral, sirviendo esto a Anna como una luz y una nueva esperanza para redireccionar su vida?

Algunas de estas perspectivas se le ocurrieron a Glazer o a los guionistas… y al final –de seguro marcado(s) por ciertos temores- se optó por una de las menos atractivas. De esta manera, lo que pudo ser una verdadera joya cinematográfica, quedó convertido en un bello ejercicio algo insatisfactorio. Me acordé de aquellos romances de los que oigo hablar con frecuencia: Empiezan de maravilla… y no tardan en convertirse en verdaderos fiascos.

Reconocimiento a la eterna Lauren Bacall, a quien siempre es grato ver. A Danny Huston (el hijo de John), metido en el absurdo embrollo de que ¡un niño! le esté quitando a la mujer que ama. Y mención especial para Alexandre Desplat por su envolvente partitura.
Luis Guillermo Cardona
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