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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Musical. Infantil. Fantástico. Comedia Londres, comienzos de siglo XX. La vida de una familia inglesa formada por un padre banquero, una madre sufragista y dos niños rebeldes -que pretenden llamar la atención de sus padres haciendo la vida imposible a todas las niñeras-, se verá alterada con la llegada de Mary Poppins, una extravagante institutriz que baja de las nubes empleando su paraguas como paracaídas. Debut y Óscar para Julie Andrews en este clásico del cine familiar ... [+]
12 de septiembre de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas, ¡por montones!, que las borras de tu mente tan pronto abandonas la sala de cine. También hay otras que las recuerdas dos o tres semanas… por una escena, un actor o una actriz, pero también pasan, luego, al gigantesco promontorio del olvido. Y para bien del arte y para nuestra complacencia, cada tanto surge una de esas súperpelículas que la guardas en tu memoria para siempre, que se queda tallada en el alma y en el corazón, y a la que la historia preserva por toda la eternidad porque enaltece la creatividad humana.

Creo que una de esas películas es “MARY POPPINS”. ¿Acaso habrá alguien mayor de 12 años que no la haya visto?... Bueno, seguro que sí, pero, estoy convencido que un día la verán porque hay películas que uno ‘tendrá que ver’ y lo único que puede elegir es ‘cuando verlas’.

“MARY POPPINS”, lo tiene ¡todo! Una historia profundamente humana y aleccionadora, capaz de emocionar desde el niño hasta a la abuelita (¡¿Qué tal la llegada de Mary al cuarto de los niños?!, ¡Cómo olvidar el encuentro con el tío Albert! ¡Cómo no conmoverse con la entrada de George Banks ante la junta del banco! ...) La puesta en escena es radiante y de gran belleza… y esto de principio a fin. Los efectos especiales y visuales aplican todo el ingenio que se tenía al alcance de la época y con ellos se logran situaciones sorprendentes y emocionantes. La combinación de situaciones reales con dibujos animados resulta altamente divertida (¡esos pingüinos!, ¡las nobles tortugas!, ¡los sorprendidos jinetes! …); y las canciones con muy bellas melodías y bordadas con gratos mensajes, se te pegan sin resistencia alguna: “Supercalifragilísticoespialidoso, aunque al oír decirlo suena enredoso / quien lo dice con fluidez se juzga talentoso…”, “Con un poco de azúcar esa píldora que os dan / la píldora que os dan pasará mejor…”

Pamela Lyndon Travers, quien firmara sus obras como P.L. Travers -por aquello de los absurdos prejuicios contra las mujeres-, fue una actriz y periodista australiana que, a partir de 1933, comenzó a escribir y a publicar una serie de ocho novelas dirigidas al público infantil, tomando como personaje a esa suerte de hada mágica llamada Mary Poppins. Durante un viaje de la señora Travers a New York como empleada del Ministerio de Información Británico, la productora Disney le hizo una oferta por los derechos del personaje… y adaptado a guion por Bill Walsh y Don Da Gradi, éste se puso en manos del director Robert Stevenson (“Jane Eyre”, “Dishonored Lady”, “In Search of the Castaways”…), y éste se rodeó de un equipo de técnicos altamente calificados eligiendo, finalmente, a un reparto con el que acertó del primero hasta el último.

Julie Andrews, tan dúctil y carismática en su debut cinematográfico que, sucesivamente, se hizo acreedora al Globo de Oro, el Premio Bafta y el Oscar a Mejor Actriz. Dick Van Dyke, con una soltura y versatilidad que le permitió tener un inmejorable doble rol. David Tomlinson, patético y a la vez conmovedor como el banquero en apuros; y los pequeños, Matthew Garber y Karen Dotrice, encantadores como el par de pilluelos que están aprendiendo a vivir.

No queda duda, “MARY POPPINS” es una película inmortal.
Luis Guillermo Cardona
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