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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Comedia Un humilde barbero judío que combatió con el ejército de Tomania en la Primera Guerra Mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda prácticamente nada de su vida pasada, y no conoce la situación política actual del país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de ... [+]
27 de enero de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente, <<EL GRAN DICTADOR>>, no fue la mejor película del mundialmente conocido comediante, Charles Chaplin, pero, lo que sí podemos afirmar es que fue su filme más beligerante; ideológicamente bien plantado; y el más inherente a su momento histórico y a ese irrepresable afán que, el clown mantuvo de patear a la tiranía con el arte.

Desde esa ocasión, Chaplin dejó de ser ese pequeño, Charlot, que siempre se debatía entre la ternura paternalista y la agresividad más primaria, para meterse en una curiosa dualidad: Un peluquero judío y el nazi Hynkel. Unos polos contrapuestos y extraños entre ellos mismos.

Como en la célebre novela de, Robert Louis Stevenson, “El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde” -también llevada al cine-, Chaplin se propone sacar de sí mismo la brutalidad y el guerrerismo, para purificar su alter ego exultante y pacifista… y ésto nos resulta de la mayor consideración.

El parecido notable, entre los bigotes del líder nazi y el del cómico inglés, había motivado una propuesta del director, Alexander Korda, que el cómico rechazó enseguida. Pero, luego, el propio Chaplin decidió llevarla al cine y, tras prepararse concienzudamente en la caracterización del personaje, imitando sus gestos y sus ademanes, y tratando de entenderlo mediante sus discursos, logró éste alegato anti-fascista que causó roncha en un buen número de países.

Fue, en esta ocasión, que Chaplin venció su obstinada resistencia a aceptar el cine sonoro, pues, nadie se esperaría a un personaje tan locuaz como, Adolf Hitler, hablando mediante intertítulos; y paradójicamente, Chaplin, se concede licencia para decir un discurso tan largo que, aunque es realmente interesante, es lo menos cinematográfico que hayamos podido encontrar en toda su filmografía.

Como era de esperarse, conservadores y pro-nazis se lanzaron en contra de la película. En varios países europeos e incluso en Argentina, estuvo prohibida su exhibición durante largos años; pero todo ésto aumentó el fervor de sus fieles seguidores… y el filme se convirtió en el más taquillero que pudo haber hecho el comediante inglés.

“Yo sólo lucho contra todos aquellos que persiguen a los pequeños y a los débiles". –Dijo un día Chaplin, cuya otra coincidencia con Hitler, es que ambos nacieron en 1889.

<<EL GRAN DICTADOR>>, hace lo que debe hacer el cine: comprometerse con el respeto, la dignidad y la justicia.
Luis Guillermo Cardona
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