Hace algunas semanas, estuvo visitándome un simpático anciano que, al preguntarle por su estado de salud, me respondió más o menos de esta manera:
-Pues estuve la semana pasada donde el médico y me dijo que podría seguir viviendo si dejaba por completo los dulces, si me olvidaba de los pasteles y los arequipes, si le decía no a cualquier licor que me tentara y si pocón pocón de emociones fuertes como… bueno, ¡usted sabe lo que nos gusta a los hombres! - Y terminó con una pregunta -¿Usted qué opina?
-Si seguir vivo es todavía importante para usted –le respondí-, creo que debería seguir ese consejo.
-¿Y de qué sirve que siga viviendo… si no puedo Vivir como me gusta? Hizo énfasis en las últimas palabras, y yo no pude más que esbozar una sonrisa, antes de conseguir decirle:
-Cuando hay cosas que quedan por resolver… cuando sabes que para alguien sigues siendo muy importante… o cuando uno siente que hay algo que aún resulta posible lograr… creo que vale la pena seguir, porque ya no se podrá complacer al cuerpo, pero aún se puede revitalizar el espíritu, y en definitiva, esto es lo único que va a trascender.

Una frase expresada por Elektra, la adorable pero resentida muchacha de “EL MUNDO NUNCA ES SUFICIENTE”, me ha traído a la memoria esta anécdota. Ella dice (y luego lo repetirá otro personaje al que ella conoce): “No tiene sentido vivir sino puedes sentirte vivo”. Frase sensata, pero que solo obtiene todo su significado cuando el “sentirse vivo” es en tono constructivo, porque cuando es para destruir o para hacer daño a los demás, en el afán de satisfacer mezquinas ambiciones o deseos de venganza, mejor es no vivir, porque, de lo contrario, ese resto de vida lo pagarás con creces. Infortunadamente, es por estos rumbos como la frase se alienta en la película y así se convierte en otro de los tantos desaciertos que, a su muy liviana carrera, añade el director Michael Apted.

“EL MUNDO NUNCA ES SUFICIENTE” (imposible traducción a la respuesta que da Bond en la película ante la oferta de la linda Elektra), cuenta con una trama tan enrevesada y cargada de tantos datos que casi nada en la inanidad. En manos del director, se pone a notables comediantes como Robbie Coltrane (Sukovsky) y John Cleese (abriéndose paso, como R, ante la jubilación ad portas del apreciado Q) y su aprovechamiento es tan mínimo que resulta un notable desperdicio. Pareciera que Brosnan estaba llamado a ser el centro de los toques de comedia, y aún así, estos resultan bastante escasos… sobre todo cuando se tiene bien fresco lo bien que la pasamos con “El mañana nunca muere”.

Tampoco la acción resulta suficientemente creativa, y solo la escena inicial, cuando Bond persigue a la llamada Cigarrera (Maria Grazia Cuccinota) nos despierta verdadero entusiasmo. El resto es acción de rutina, con reiterados y aburridos clisés, y hasta llega a convertirse, probablemente, en el filme de Bond donde más oportunidades han tenido sus contrincantes de eliminarlo… hecho que no sucede, sencillamente, porque No puede suceder.

Se rescata la fuerte participación que se concede a los personajes femeninos, donde hasta M (Judi Dench) entra en escena en inusual intervención. Sobre todo, el personaje de Elektra que representa la preciosa actriz francesa Sophie Marceau –personalmente escogida por Brosnan tras andar fascinado con su personalidad y sus encantos- resulta bien interesante, porque se explica sustancialmente su afectación emocional por hechos del pasado, al tiempo que se rememora un frustrado complejo de Electra, que tanto ha dado que hacer a quienes ejercen el psicoanálisis.

Con todo, “EL MUNDO NUNCA ES SUFICIENTE” me resulta el punto más bajo de los tres filmes que, hasta ahora, lleva protagonizados el irlandés Pierce Brosnan. Así que, para compensarlo, tráiganme un martini con vodka… agitado, no batido. ¡Ah, y a cuenta del MI6!

Título para Latinoamérica: “EL MUNDO NO BASTA”