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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama. Cine negro. Intriga Queriendo ayudar a su sobrina, Nell Forbes (Marilyn Monroe), su tío Eddie la ofrece como niñera de ocasión a una pareja del hotel donde él trabaja, para que cuide de su hija mientras ellos van a la fiesta a la que han sido invitados. Pero, cuando Nell comience a flirtear con Jed (Richard Widmark), el rechazado pretendiente de la cantante del hotel, irreprimibles impulsos de su fuero interior van a querer salir a flote... y la niña va a ... [+]
3 de mayo de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué tan distante está la persona inocente de la perversidad? O a la inversa, ¿Qué tan distante de la inocencia está la persona que ahora juzgamos perversa? ¿Se podrá, acaso, ser inocente y perverso a la vez? Preguntas cómo estas me las he hecho en numerosas ocasiones, sobre todo cuando escucho a personas que se sienten culpables y profundamente arrepentidas por algo que hicieron sin siquiera pensarlo, por un impulso que no pudieron controlar. También, cuando conozco la historia de personas que parecen corderitos, pero, cuando se confiesan, exudan odio y alientan deseos que bordean la criminalidad latente. Supongo que, en la televisión o en la internet, han escuchado sobre los horrendos crímenes cometidos en serie por alguien que es descrito como un temible psicópata… y cuando nos enseñan al sindicado -habiendo casos en que los tipos asustan hasta en la foto-, también encontramos algunos cuya figura no nos sugiere en nada al terrible criminal que acaban de describirnos, y llegamos hasta a sentir lástima por él. Pongo, como ejemplo, la figura del llamado en Colombia, “El monstruo de Monserrate”. Mírelo y no logrará ver usted en él, ni al monstruo ni al terrible asesino que, sin ahondar en su esencia, sentencian algunos medios sensacionalistas. En lo personal, su figura me sugiere a un hombre débil, carente de afecto y atención a todo nivel, al que, el efecto de alguna sustancia psicoactiva le daba valor, y entonces, en cada mujer que ahora le rechazaba, veía reflejada la imagen de otra (u otras) que, en su infancia o adolescencia, probablemente lo maltrataron una y otra vez… y entonces, asesinaba a éstas para desfogar los resentimientos del pasado.

Son muy poderosas las fuerzas del inconsciente y son muchísimas las ocasiones en que se han cometido actos atroces por impulsos incontenibles que someten cualquier débil voluntad. Es por esto que, lo que la verdadera Justicia reclama, no es castigo sino resocialización, pero con el apoyo indispensable de profesionales en todas las áreas sociales que, además, posean el más alto sentido humanitario.

Partiendo de otro efectivo guion de Daniel Taradash, quien se basó en la novela “Mischief” (1951) de Charlotte Armstrong, “NIEBLA EN EL ALMA” (título en España muy atinado), cuenta una historia admirable, porque, sin exceso ni sensacionalismo alguno, logra la más sutil descripción de un carácter neurótico con impulsos criminales, efectiva y conmovedoramente interpretado por Marilyn Monroe, quien luce aquí una envolvente belleza juvenil, fresca y arrobadora, de esas que no se olvidan jamás.

Singular papel en el historial de esta mágica actriz quien, como Nell Forbes, empieza siendo un frío ángel aparentemente dispuesto a rehacer su vida sirviendo de niñera en la ocasión en que, su tío Eddie, la ofrece a una pareja hospedada en el hotel donde él hace las veces de ascensorista. Pero, gradualmente, vamos a ir conociendo historias de su pasado; comenzaremos a identificar sus apremios y aspiraciones del presente; y también veremos, o presentiremos, la suerte de impulsos que pugnan por escapar de ella contra cualquier persona que surja como un escollo. Triada perfecta que aplica para reconocer cualquier enfermedad mental y para poder entender lo que, simultáneamente, convierte a un ser humano en víctima y victimario, sin potestad de condena ante los ojos de Dios ni ante la psicología holística.

El otro personaje importante es Jed (Richard Widmark), ejemplo del hombre común “carecedor” de ese ‘corazón comprensivo’ que reclama toda mujer, y así se lo hace saber la cantante del hotel, Lyn Lesley (Anne Bancroft), quien, por esta razón, no ve futuro en su relación con él. De nuevo, interviene aquí el destino para que dos carencias se junten y cada una sirva a la otra de apoyo y quizás de despertar.

Roy (Ward) Baker logra un filme que se merece un mayor reconocimiento por su honestidad, mesura y aleccionamiento… y que, además, nos ofrece a una Marilyn más bella que en cualquier otra ocasión.

Título para Latinoamérica: ALMAS DESESPERADAS
Luis Guillermo Cardona
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