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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Fantástico. Comedia. Drama. Terror Un joven escritor acepta un anuncio para redactar historias en torno a las figuras que se exponen en el gabinete de estatuas de cera de una feria: el califa Harún al-Rashid, el zar Ivan el Terrible y Jack el Destripador. Los protagonistas de las dos primeras historias son él mismo y la hija del dueño del gabinete; pero mientras escribe la tercera, el joven se queda dormido... (FILMAFFINITY)
21 de agosto de 2018
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Desde su adolescencia, Paul Leni era ya un fuerte pintor vanguardista, y su talento atrajo pronto la atención de Max Reinhardt, quien lo contrató para que diseñara los escenarios de sus obras teatrales. Tras estos, siguieron otros escenarios… y para 1914, ya Leni era diseñador de producción en la industria cinematográfica alemana, despertándose, pronto, su interés por realizar sus propias películas, en las cuales, él mismo (solo o en colaboración) asumía también los diseños escenográficos. El reconocimiento fue inmediato y pronto su nombre estaría en la lista de los más renombrados directores de Alemania.

<<EL GABINETE DE LAS FIGURAS DE CERA>>, título puesto a propósito para sugerir que sigue la línea de la legendaria, “El Gabinete del Dr. Caligari” (otro guiño será el del muñeco que también utiliza Haroun-al-Raschid para suplantar sus ausencias), tiene también el propósito de trascender esta obra en su puesta en escena… y a fe que lo logra, con una escenografía expresionista sin acartonamiento y de connotada belleza. Además, la amenidad de sus planos, algunos desplazamientos “en exteriores”, un maquillaje sin exceso alguno y una iluminación de una plasticidad admirable, hacen que este filme trascienda -especialmente en el último segmento- lo logrado cuatro años atrás por Robert Wiene.

Con un claro desconocimiento histórico, explicable en los marcados sesgos que, por siempre, han manejado los más poderosos medios de comunicación, Leni toma para su película tres episodios, los cuales tienen como punto de partida el interés del propietario de un Museo de Cera por promocionar a sus figuras de “tiranos” (Haroun al-Raschid, Iván el Temido y ¡Jack el destripador!, ¿Qué tal esta asociación?), para lo cual contrata a un imberbe escritor a quien encarga inventar cuentos basados en algún incidente particular de tales personajes. Atraído, éste escritor, por su bella hija y ella por él, serán ellos mismos los protagonistas del primer segmento, el cual pareciera extraído de Las Mil y una Noches, por su picardía y su carácter aleccionador.

Emil Jannings, luce muy jocoso como el pícaro califa puesto en aprietos; William Dieterle (a futuro, notable director de cine) va a comprender la suerte de mujer que la vida le ha dado; y la rusa Olga Belajeff (Zarah) consigue impactar con esa piel morena y esos maravillosos ojos que embelesan cuando se miran. La escenografía, la iluminación y la fluidez de los encuadres de este episodio, son arte puro.

Iván el Temido (para occidente, “el Terrible”), el zar ruso que se enfrentara con denuedo contra los abusivos boyardos (‘nobles’ y terratenientes), es el protagonista del segundo segmento en el que, la Ley de Compensación, se aplicará implacable… e impecablemente. Conrad Veidt (el recordado, Cesare, del otro Gabinete) es aquí el aguerrido zar que habrá de verse en un terrible apuro. A nivel visual, este es el cuento menos atractivo, pero, la historia es ingeniosa y consigue cierto impacto.

Con una duración de apenas siete minutos, en el tercer segmento, el ya fatigado escritor intenta contarnos algo sobre el legendario, Jack el destripador… y este será un ejercicio donde, todo lo que hasta entonces permitían las sobreimpresiones, será aplicado por Leni, con una plasticidad digna de encomio. Por su tema, escenografía, iluminación y composición de planos, este sería el único segmento 100% expresionista.

Contra todo, al final he sentido que, a Paul Leni, vale la pena seguir apreciándolo.
Luis Guillermo Cardona
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