Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama. Comedia En su segunda película sonora, Hitchcok adapta una conocida obra de Sean O'Casey acerca de una familia irlandesa que recibe una importante herencia y se ve corrompida por la riqueza. (FILMAFFINITY)
5 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Publicada en 1924, “Juno y el pavo real”, es la segunda de las tres obras conocidas como, La trilogía de Dublín, que escribiera el nacionalista y socialista irlandés, Sean O’Casey (1880-1964), en la que recrea las gravísimas problemáticas sociales y las profundas carencias que padecieron los irlandeses durante sus luchas por la independencia. Las otras dos obras se titularon “Shadow of a gunman” (La sombra de un conspirador) y “The plough and the stars” (El arado y las estrellas), esta última también llevada al cine por el director John Ford.

Clara y reconocida evocación de la madre del escritor, “Juno…” hizo parte importante del repertorio del exitoso Teatro Abbey, siendo en las tablas protagonizada por Barry Fitzgerald y Sara Algood. Pero cuando, Alfred Hitchcock, se decidió a rodarla –haciendo la adaptación él mismo junto a su esposa Alma Reville-, mantuvo como protagonista a Sara Algood, pero el rol de Fitzgerald quedó en manos del estupendo comediante Edward Chapman, y Fitzgerald solo tuvo una breve aparición en el rol del orador que aparece en la primera escena defendiendo una Irlanda unida.

De “JUNO Y EL PAVO REAL”, se podía esperar cuando menos una buena película, porque la tragicomedia escrita por O’Casey contiene ácidos y divertidos diálogos, y también cuenta con una serie de personajes que ampliamente reflejan las vicisitudes que sufrían los irlandeses, al tiempo que demuestra la desventajosa existencia de las féminas en un mundo en el que abundaban los hombres apocados y sinvergüenzas.

La historia se centra en la familia Boyle, con una madre, “Juno” (Sara Algood), comprometida y tolerante; un marido, “el capitán” (Edward Chapman), que se escabulle de cuanto trabajo alguien quiera poner a su alcance… pero que siempre está presente donde alguien ponga a disposición una copa; y un par de hijos: Mary (Kathleen O’Regan), la atractiva muchacha con algunas ilusiones pero sin suficiente suerte, y Johnny (John Laurie), el excombatiente algo trastornado que perdió un brazo luchando contra los ingleses. Con ellos, el amigo del capitán, “Joxer” Daly (Sidney Morgan), otro sinvergüenza que vive al día y con la única esperanza de encontrar una copa llena.

Todo daba para recrear esa suerte de situaciones que te hacen reír y llorar, pero infortunadamente, Hitchcock pasaba por el momento más bajo de su carrera y la inspiración afloró muy poco. Cinematográficamente, el cuento se opaca con una pobreza de puesta en escena, peor que la que padecen los inquilinos de aquella casucha; y ni la iluminación, los encuadres, ni la escenografía, trascienden lo evidente.

De no ser porque las actuaciones preservan un cierto encanto y una gracia que, por momentos, consigue agradarnos, el filme se hubiera ahogado definitivamente, con la buenaza de Juno a bordo y con ese pavo real de su marido, que, de pavo, solo tenía su afán de pasearse sin mover un solo dedo.

Hay una frase, dicha en la película, en la que quizás valga la pena pensar: “El que se dedica a prestar lo tendrá que lamentar”.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow