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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama En 1864, antes de cumplir los veinte años, Ludwig de Wittelsbach (Luis II, "el rey loco") ocupó el trono de Baviera. El joven rey era generoso y romántico y soñaba con traer la felicidad a su pueblo. Fue un gran mecenas que amaba el arte, la paz y la armonía universal. Sin embargo, por confiar en sus consejeros, llevó a Baviera a una desastrosa guerra que la dejaría en manos de Bismarck. Hasta sus más fieles colaboradores conspiraban ... [+]
28 de octubre de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Que sepas ser humilde es lo más precioso que puedo desearte. Recuerda: el hombre realmente grande es pequeño dentro de sí”. Con éstas palabras, el cura Hoffmann bendecía a, Ludwig II de Baviera, el nuevo gobernante que, a sus 18 años, tomaba las riendas de una gran nación. Estamos, en 1864, y el país entero disfruta de la apoteósica y romántica música de Richard Wagner, por la cual, el nuevo gobernante, siente una pasión indescriptible. Será ésta la razón, para que su primera tarea sea invitar al compositor a que regrese a vivir a Alemania... y entre ésta experiencia -que le costará un serio dolor de cabeza por el oportunismo del artista-, y su amor correspondido tan solo con una gran amistad por parte de su prima, la emperatriz Elisabeth de Austria, comienza la historia de quien, muy acertadamente, ha sido definido por los historiadores como, "un rey de cuento de hadas".

Ludwig II, era pacifista, poeta, sensible al arte y a la belleza; se sentía uno con la naturaleza... y sabía que, “el mayor regalo que se le puede hacer al pueblo, es enriquecer su espíritu”. Por ésto, permaneció, casi siempre, tan distante de las maquinaciones y de los afanes de usurpación que se cernían dentro de su reino.

La historia, ha resultado pletórica de interioridad, donde apenas se soslayan los conflictos externos que enfrenta el gobernante y prefiere centrarse, con honda eficacia, en las pesadumbres internas de un hombre que, con algunos excesos, lucha por los valores que dan real sentido a la vida. La composición escénica es cuidada hasta el último detalle y hay plena interrelación entre la luz, la posición de la cámara y la acción que asume cada personaje. Veamos un par de ejemplos: En una estancia con una luz tenue, donde Sophie está en segundo plano tras el rey, éste le regala un ramo de flores a su amada Elisabeth, y ésta, delante de él, las entrega a su hermana en un sutil gesto de trasladar un amor que ella no desea para sí. Después, Wagner lee una misiva del rey donde concluye: “…Hasta la muerte, vuestro fiel amigo, Ludwig”. En ese momento, se inserta un primer plano del perro del compositor, jadeante, y en un efectivo claroscuro.

Helmut Berger, resulta muy ajustado como el rey Ludwig, irradiando esa fragilidad y esa sensibilidad que caracterizaban al gobernante; y, Romy Schneider, luce esplendorosa como la emperatriz, Elisabeth de Austria, aflorando una firmeza y un encanto irresistibles... ¡Cualquiera se vuelve loco teniendo todo el poder y no conseguir alcanzar el amor de una mujer como ésa!

El guión, escrito por el propio Visconti -con la colaboración de, Enrico Medioli y Suso Cecchi D'Amico-, nos ofrece sesudos y eficaces diálogos; los rasgos psicológicos del rey son claramente definidos; y de palmo a palmo, Visconti se manifiesta apasionado y entusiasta con el mártir, Ludwig II, logrando exorcizar muchos de sus fantasmas, angustias y miedos, pues, con pocos como con éste rey, consiguió sentirse tan hondamente identificado.

Película altamente recomendable para aquellos que gustan penetrar más allá de las superficies.

Título para latinoamérica: <<LUDWIG, LA PASIÓN DE UN REY>> / LA PASIÓN DE UN REY
Luis Guillermo Cardona
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