Dicen que uno de los grandes errores del Partido Demócrata de los Estados Unidos en las últimas elecciones fue menospreciar al candidato republicano y su capacidad para seducir a la mayor parte de la población de la América profunda. Y la verdad es que viendo “Tres anuncios en las afueras” uno entiende perfectamente que la figura de Donald Trump encaje como un guante en el imaginario de esta gente. Martin McDonagh construye una historia de personajes marcados por la tragedia, perdedores con las cicatrices de sus mediocres vidas visibles en el rostro. Nada es fácil en Ebbing, un pueblo cuyos habitantes han hecho de la violencia su medio de comunicación y la tensión se puede sentir en cada esquina, en cada escena. A pesar de que McDonagh parece indicarnos que al fondo de todo hay una brizna de amor y esperanza, lo cierto es que el odio canaliza el aire que respira su obra. No hay encuentro ni diálogo fuera del marco del resentimiento, no hay espacio para la empatía. Pero McDonagh no es Tarantino, ni se acerca siquiera a su capacidad creativa. A pesar de ello, despacha un producto más que digno que deja un poso de tristeza a su paso. Seguro que a Trump en el fondo le encantará.

Lo mejor: el ajustado equilibrio entre drama y comedia.

Lo peor: transmite la sensación del “quiero y no puedo”.