Es entrañable, dura, triste y desoladora. Pero también es una oda a la naturaleza humana, a no resignarse, a luchar contra la injusticia hasta el último aliento. Es un retrato muy verosímil de las argucias de dos seres insignificantes contra los abusos del Afganistán dominado por los talibanes. Dos niñas que se rebelan contra un régimen opresor y despiadado, especialmente con las mujeres y los opositores. Dan ganas de estar allí para combatirlo, de entrar en la película para echar una mano a la valiente protagonista contra la maldad y la vileza de los poderosos. Conseguir esa empatía no es fácil y esta película lo consigue con su retrato de los personajes y la evolución que tienen.

Desarrolla sus trama principal en paralelo a otras historias tradicionales de la cultura afgana, en especial un pequeño cuento que nos ayuda a iniciarnos en los mitos y creencias de este pueblo, siempre rodeado y muchas veces conquistado por grandes potencias (Alejandro Magno, imperio persa, Gengis Khan, URSS, etc.).

Mención aparte merece su maravillosa banda sonora, para escuchar en casa después de ver la película. A los que no estábamos acostumbrados, consigue introducirnos en la música afgana, de verdad, vale la pena escucharla aparte.

Es una muy buena noticia para el cine de animación para adultos, habrá que seguir de cerca a estos estudios irlandeses.