Medianoche en París es una delicia para los escritores, el “crush” de cualquiera que ha leído a Hemingway, prácticamente puedo asegurar que cualquiera después de escuchar esta historia correría a París para asegurarse de que todo esto realmente pasará. Aunque yo no solo correría a París por esa razón, su exquisita cultura cautiva a cualquiera; los paisajes mostrados en las escenas son una de las razones para querer visitar París, la ciudad del amor, la capital de la moda y el recinto de cualquier escritor para crear obras magníficas, sin duda algo realmente bello pero pasemos al reparto. Los actores principales son totalmente fuera de lo que normalmente estamos acostumbrados a ver; Owen Wilson es sorprendente ya que la mayoría de las películas en las que lo he visto actuar resulta siendo el fanfarrón o el chistosito que todos odian pero aman en secreto y Rachel McAdams en su papel de, o la enamoradiza o la víctima pero en este film toman una vía completamente distinta a lo acostumbrado. Por su parte Owen es el actor cuyo papel principal lo lleva a ser sumiso y reservado mientras que Rachel se muestra como la que domina al hombre, la mujer aprovechada, y verlos a ambos en estos papeles es probablemente algo de lo más raro que he visto en actores pero el resultado terminó por fascinarme.
No puedo hablar del director si por lo visto es la única película que he visto de él pero sin duda me quedan todas las intenciones posibles de apreciar su arte cinematográfico dentro de la pantalla y tratar de entender más su lenguaje artístico y el dato curioso de por qué suele aparecer en cada una de sus películas aunque sea por un momento.