Esta película, a diferencia de otras cuyo título ofrece mucho y resulta nada, parecería a primera vista, antes de verla, otro de esos intentos fallidos animados tipo Tortugas Ninja, de quinta. Solo los nombres Spielberg y Michael Bay me animaron a entrar a verla. La sorpresa fue muy agradable. Que nadie me malentienda, es sin duda otra superproducción mas, 100% comercial y con actuaciones promedio en el mejor de los casos. La trama es predecible, casi incoherente y nada creíble. Los efectos especiales son de primer orden, salvo que las transformaciones son secuencias extremadamente rápidas y se pierde en cierta forma la continuidad. Con todo esto, se merecería en el mejor de los casos un 6. Pero califico con 10 y la pongo entre la lista de mis favoritas, ya que a pesar de todo lo dicho, algo en esta cinta me llegó de lleno a la fibra emocional mas arcaica de mi adolescencia. Junto con la historia sin fin, y Moulin Rouge, puedo decir que la experiencia emocional fue personal y realmente me identifiqué en mis sueños de adolescente con el protagonista. Regresé a una mejor época gracias al mago de Hollywood, Spielberg. Y eso merece un 10.