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Voto de Natxo Borràs:
8
Intriga. Terror Una carta que hace sospechar que una joven desaparecida ha sido asesinada lleva al sargento Howie de Scotland Yard hasta Summerisle, una isla en la costa de Inglaterra. Allí el inspector se entera de que hay una especie de culto pagano, y conoce a Lord Summerisle, el líder religioso de la isla... (FILMAFFINITY)
22 de septiembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los años sesenta el célebre dramaturgo y guionista británico Anthony Shaffer (autor de ”La Huella” y de haber firmado el guión de “Frenesí” (1972) de Alfred Hitchcock), se hizo con los derechos de la novela “Ritual” de David Pinner; una terrorífica historia ambientada en una pequeña comunidad que celebra extraños rituales relacionados con las antiguas creencias celtas. Si nos aferramos al guión definitivo escrito por Shaffer, nos encontramos al principio ante una inquietante película de corte policíaco, casi detectivesco, en que su protagonista principal, el sargento de policía Neil Howie (interpretado por Edward Woodward), llega a la isla de Summerisle, bajo su jurisdicción, para intentar desvelar el paradero de una niña desaparecida. Pero ante la negativa, incluso de la propia madre, de la existencia de ésta y las extrañas devociones que sienten sus habitantes por los cultos paganos, lo llevará a enfrentarse a un extraño lugar en que su profunda fe religiosa queda cuestionada por los aldeanos. Él, devoto cristiano, cree que todo es una provocación a pesar de que el juez de paz de la zona, Lord Summerisle (Christopher Lee) le cuente la verdad sobre los orígenes y extraños costumbres de la comunidad.

Hoy en dia calificar directamente “The Wicker Man” como una película de terror es una mera equivocación, para eso ya existe un olvidable "remake" rodado en 2006 por Neil LaBute y con Nicolas Cage de protagonista. El film de Robin Hardy (sin añadiduras sobrenaturales al respecto) está planteado como una alegoría sobre el conflicto entre religiones. En la versión del montaje del director incluso resalta más la condición religiosa del sargento protagonista más aferrado a su fe que la curiosidad de las raras costumbres que le rodean a su llegada (incluida una agradecida danza erótica con desnudo íntegro de Britt Ekland) y cánticos en honor a los árboles estériles, al Dios Sol y a la Diosa de los Huertos. Un Christopher Lee, post-hammer, asqueado de que le encasillaran como Drácula, siempre confesó que le recordaran por su papel de Lord Summerisle antes que al conde chupasangres. Y de hecho su actuación, por extraña que parezca como lo es la película en si (cual maravilla en su mezcla de géneros), es inolvidable.
Natxo Borràs
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