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Voto de Natxo Borràs:
7
Thriller Un inmigrante, mitad checheno y mitad ruso, llega a la comunidad islámica de Hamburgo reclamando la herencia de su padre. A partir de ese momento despierta el interés de las agencias de seguridad alemana y norteamericana, que están decididas a averiguar cuál es la verdadera identidad de ese hombre: si se trata de una víctima oprimida o de un extremista con tendencias violentas. (FILMAFFINITY)
17 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ambientada en el Hamburgo actual y con la amenaza de la intromisión de cédulas yihadistas en Europa a través de conductos poco habituales como la inmigración ilegal o incluso el comercio portuario, nos adentramos en las venas de una inadvertida unidad de espionaje antiterrorista comandada por Günther Bachmann (Philip Seymour Hoffman) que va tras dos pistas paralelas y que parecen cada vez estrecharse más para un objetivo en común. Por una parte el seguimiento de un prestigioso académico, el dr. Abdullah (Homayoun Ershadi), asentado prácticamente en Alemania como residente pero no aún como ciudadano y por otro la exhaustiva presión y control que fijan hacia Issa Karpov (Grigoriy Dobrygin) un inmigrante checheno en busca de una nueva vida en Europa. Los dos son musulmanes y podrían responder perfectamente al integrismo que ha obligado a todos los países occidentales a blindarse desde los atentados del 11S.

Basada en una novela de John le Carre (la Casa Rusia; el Jardinero Fiel) y con un reparto internacional, el director Anton Corbijn nos lleva a la intriga plena sin recurrir necesariamente a la acción para desentramar los malentendidos que provocan según que apariencias. El film es algo lento pero atrapa al espectador cuando los frentes que se entrecruzan (espías, fugitivos e intermediarios). Cuando aparece realmente la amenaza y quiénes son los intereses por parte de los que velan por la seguridad es cuando la intriga florece sin necesidad de recurrir a lo más habitual de los tópicos. Hoffman en su último papel como convincente espía de los de antes ataviado con gabardina, algo nervioso, y sin olvidar su aspecto de cansancio, representa a esa vieja élite que enorgullecería a Graham Greene. Mención aparte a una irreconocible Robin Wright como agente norteamericana.
Natxo Borràs
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