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Voto de Natxo Borràs:
7
Aventuras. Drama Imperio Romano, siglo II d.C. Marco Aurelio (160-181), el emperador filósofo, fue el último gobernante de la Edad de Oro romana. Muy a su pesar, tuvo que luchar contra diversos pueblos para defender las fronteras del Imperio. En política interior, su sueño era restaurar las instituciones republicanas, razón por la cual nombró sucesor a su protegido Livio, en detrimento de su ambicioso y corrupto hijo Cómodo. Pero éste no aceptó la ... [+]
6 de abril de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Emperador Marco Aurelio (Alec Guinness) une a todos sus ejércitos de las provincias romanas en el Norte para convencer a los bárbaros de su nueva condición de ciudadanos de Roma. Unido a su inseparable amigo y filósofo Timonides (James Mason) reunirá a sus hijos, la bellísima Lucila (Sophia Loren) y el ambicioso Comodo (Christopher Plummer), así como su ahijado Livio (Stephen Boyd). A la muerte del padre por envenenamiento, Comodo comienza un reinado de terror que sacudirá todos los territorios conquistados por Roma. Lucilla es separada de su amado Livio por Sohamus (Omar Sharif) rey de los armenios y aliado poderoso de los romanos.

Madrid, Valencia y Segovia fueron las principales localizaciones dónde se rodó íntegramente este megaproducto épico ideado por el productor Samuel Bronston y el realizador Anthony Mann, que ya habían trabajado juntos en la no menos espectacular “El Cid” (1963) y que Hollywood se hizo su embajada en los Estudios de las Rozas a finales de los años cincuenta y que inició su debacle a mitad de los sesenta. Pero a España no le fue tan mal porque en ese momento los “spaghetti-western” empezaban a gestarse aprovechando los áridos y ardientes paisajes exteriores almerienses con equipo, aparte de español, alemán y, principalmente, italiano.

“La Caída del Imperio Romano” es un título que hizo justicia en un momento en que el cine religioso y épico lleno hasta los topes de gladiadores, centuriones, esclavos, mandarines, caballeros, monjes, apóstoles y profetas, empezaba a decaer. Y eso que el film de Anthony Mann guarda una sorpresita final referente al destino del malvado y tirano Comodo.
Natxo Borràs
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