Largometraje que dió a conocer a Ridley Scott y que se congratula gracias a unos magníficos planos ataviados de filtro (usual en la estética fotográfica de los hermanos Scott, cuando entran de pleno en el thriller) en lo que se refiere a las puestas en escena. Aquí se magnifica con los duelos a sable al amanecer que se baten esos dos oficiales del ejército napoleónico, Dhubert y Feraund (Carradine y Keitel respectivamente), dignidad frente a orgullo, durante los más de tres lustros que supusieron las gloriosas campañas de Napoleón a lo largo y ancho de Europa. Incluso en el restablecimiento de la monarquía, ambos se citarán en un encuentro definitivo cuando han reiniciado unas nuevas vidas, retirados de los destacamentos de husares.

La película, influenciada por "Barry Lyndon" de Stanley Kubrick es toda una exposición visual basado en un relato no-marinero de Joseph Conrad, autor de "El Corazón de las Tinieblas" y juega con el aliciente bien documentado que el arte del duelo era permitido pero no tolerado por Napoleón hacia sus tropas. El honor contra la disciplina es el virtuoso eje argumental, por lo que podría seguir una simple trama de film de pelea exhibicionista ataviado de capa y espada (como se ha aplicado en el boxeo o el kickboxing y no quiero dar odiosos ejemplos porque cantarían mucho con este artículo). Pero insisto, una vez más, es la riqueza visual (a lo anuncio de colonia difuminado) la principal atracción de "Los Duelistas".

Mejor ópera prima en Cannes, "The Duellists" es por hoy un film olvidado si tenemos en cuenta que Ridley Scott glorificaría su carrera con "Alien; el Octavo Pasajero" y la dignificada más tarde con "Blade Runner", siempre al margen de una filmografía de altibajos, condicionada también por la incursión de su hermano Tony.