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Voto de Natxo Borràs:
7
Drama Billy Hayes (Brad Davis), un joven estadounidense, fue detenido en el aeropuerto de Estambul cuando se disponía a subir a un avión con varios paquetes de hachís. Acusado de uno de los delitos considerados más graves en Turquía, Billy es condenado a cuatro años de cárcel. En prisión sufrirá las atrocidades propias de un sistema penitenciario brutal e inhumano. (FILMAFFINITY)
19 de diciembre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer drama presidiario con el que Hollywood resaltaría con sus escenas de extrema crudeza acordes al drama que se desenvuelve. Billy Hayes (Brad Davis), un jóven aprendiz de la vida, rebelde con causa e hijo de una acomodada familia de Long Island intenta subir al avión con destino a Estados Unidos con su cuerpo cubierto de hachís. La policía del aeropuerto de Estambul lo descubre y lo encierran a prisión en espera de juicio. Ni con la ayuda ofrecida por un miembro del consulado de EEUU (Bo Hopkins) Billy puede eludir la cárcel. Las duras condiciones en la que está obligado a vivir no serán causa de desaliento ya que contará con el apoyo de otros compañeros, Jimmy (Randy Quaid), Max (John Hurt) y Erich (Norbert Weisser) frente a los brutales métodos del jefe de los guardias Hamidou (Paul Smith) y su confidente Rifki (Paolo Bonacelli). Billy, entre apelaciones, anulaciones y conmutaciones de penas más largas como la Cadena Perpetua, irá cayendo en la desesperación al desvanecerse la posibilidad de salir libre.

Con la ayuda del periodista William Hoffer (que unos años después le tendería la mano a la sufrida Betty Mahmoody en el libro “No sin mi Hija” también adaptado al cine), William Hayes, nacido en 1947 escribió su dura experiencia en una prisión turca después de ser encerrado por posesión ilegal de hachís con la intención de venderlo y/o disfrutarlo con sus amigos. Hayes, que actualmente combina su carrera de escritor, actor y músico con conferencias y fórums impartiendo lecciones sobre derechos humanos, regresó a Estambul tres décadas después de una intrépida huida para pedir disculpas sobre el tratamiento que se hizo de la adaptación del libro, con guión de Oliver Stone, sobre Turquía y sus prisiones, generalizando en la película una mala imagen del antiguo imperio otomano que como éste, se ha esfumado. Se podría decir que pagó bien su chiquillada de jovenzuelo contracultural hasta el punto de beneficiarse.

Aunque hay momentos en que se crítica la pasiva influencia de la Administración Nixon (en los setenta no compartía migas con los turcos), hay el exceso recurrente de tomar una víctima indefensa (de un país poderoso como los EEUU) frente a un represor de mano fuerte y justiciera (ejemplificada en las estrechas y asfixiantes calles de Estambul como si fueran una parte más de la prisión).

Oliver Stone, con guión adaptado (y algo envenenado por lo que dolió a los turcos, sobretodo por el americanizado final), y Giorgio Moroder en el apartado de banda sonora, se llevaron el Óscar. John Hurt, en su notable papel de Max el Inglés, se quedó en la nominación a mejor actor secundario. De Alan Parker se puede decir que dirigió, con una precisión visual indiscutible, una soberbia injusticia de tomo y lomo.
Natxo Borràs
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