El actor y director Seth Rogen codirigió, junto con Evan Goldberg, y coprotagonizó, al lado de James Franco como extraña pareja, ésta comedia grosera, mediocre y con poco sentido con un argumento que si en un principio pretendía ser desternillante no consigue alcanzar la bienintencionada carcajada de un espectador que podía haber esperado un proyecto más serio teniendo en cuenta su planteada idea diluida en un argumento soez, plagado de diálogos chorras y unas muecas de James Franco que provocan tristeza antes que risa. Porque ésta historia de la la gran oportunidad que les espera a dos periodistas de una cadena de televisión para poder concertar una entrevista con Kim Jong-Un (Randall park) apoyados por una guapa agente de la CIA (Lizzy Kaplan) y desde el otro lado por una fría y metódica agente norcoreana de nombre Sook, (Diana Bang) que no les quita el ojo. Así pues, nuestros sufridos protagonistas se verán envueltos en todo tipo de situaciones absurdas y comprometidas, aprovechando que viajan a un lugar cerrado del resto del mundo y en que ofrece una falsa percepción de lo que es, como es de esperar en el único Estado pro-Stalinista que queda en el planeta.

A simple vista, y por lo engañoso de su reclamo, el desafío de presentar al gran público una comedia que parece inteligente e incluso amena, acaba diluyéndose en los poco acertados y nada graciosos diálogos. Su ya más que anunciada publicidad gratuita, provocada por el suceso del robo de su original digital (junto con el guión en marcha de la última aventura de James Bond, vaya qué coincidencia) por unos hackers frente a la impotencia de la Sony (principal poseedora) es como para levantar sospechas del tufillo a cuento chino esparcido a su alrededor y que en esos casos de desesperación promocional, es mejor hacérselo mirar antes que derrochar en trailers y preestrenos que no merecen tener en cuenta.

Lo Mejor: no perder el tiempo viéndola.
Lo Peor: la poco disimulada y maloliente polémica mundial antes de su estreno.