Un descuido tras el juego infantil después de al salir de clase. Pero no estamos en el mundo occidental si no en el Irán rural de los Ayatollahs. Los niños van a clase bajo la autoridad de un rígido profesor que les pide cada día los deberes y les impone unas normas que también se traduce en sus hogares: “primero hacer los deberes y después salid a jugar”. Los dos amigos de esta historia, Ahmed (Babek Ahmed Poor) y Nematzadeh (Ahmed Ahmed Poor) lo saben bien, porque el segundo es consciente que si no trabaja con su cuaderno se juega la expulsión de la escuela. Pero sin querer Ahmed se lo lleva sin darse cuenta y al caer la tarde se escapará de casa hasta el vecino pueblo donde vive su amigo para entregárselo.

Una historia de amistad intensa reflejada en las actitudes de sus protagonistas y por lo que representa el despertar de unos viejos valores que Kiarostami enerva en esta pequeña odisea infantil en el día a día de las gentes de Irán. Película que supondría el inicio de una trilogía (de la que Kiarostami se vio obligado después de un terrible terremoto que asolió la región en 1990) completada con las más ambiciosas “Y la Vida Continúa…” (Zendegi va digar hich, 1992) y “A Través de los Olivos” (Zire darakhatan zeyon, 1994).