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Voto de Natxo Borràs:
4
Drama Alex, un niño de ocho años que parece sentir una fascinación morbosa por las imágenes de carácter violento, tiene serios problemas de comunicación no sólo con sus padres, sino también con sus compañeros de escuela. Su vía de escape es la invención de dos amigos imaginarios. (FILMAFFINITY)
2 de noviembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alex (Fergus Riordan) es un niño que tiene todo lo que le han dado sus padres (Andrew tarbet y Jo Kelly). Viven en una espaciosa casa y a Alex no le falta una gran habitación donde puede estudiar y jugar todo el rato que quiera. Su imaginación no tiene límites fijando su sueño infantil de convertirse en astronauta. Por eso se ayuda de los amables consejos de su simpático amigo, el imaginario Harry (Ben Temple), disfrazado con un uniforme espacial.

Cuando su madre da a luz a gemelos, Alex se siente desatendido y, después de comprobar que algunos de sus compañeros de clase disponen de televisión en su dormitorio, implora a sus padres que le compren una. Una vez influenciado por la caja tonta a través de las guerras, catástrofes y desfiles militares,… Alex se refugia alucinado en su nuevo deseo de convertirse en un soldado armado hasta los dientes. Sus sentimientos de aniquilar con todo aquello que rechaza (empezando por los campos de guisantes que terminarán en el alimento que más odia) se hacen cada vez más evidentes acordes a su nueva actitud rebelde. Y contará (aparte de un par de palurdos amigos de escuela) con otro imaginario amigo: el sargento John Custler (nuevamente interpretado por Ben Temple) que le motivará a hacer todo aquello que no debería hacer.

Christian Molina (Diario de una Ninfómana) nos retrata la cuesta debajo de un niño aparentemente normal, pero que por razones de incomunicación acaba siendo objeto de su inocencia e inmadurez cuando cree que él puede ser amo de su propio destino. La película se excede en su mensaje de moralina pero como material para pase en las escuelas no estaría de más. Las correctas intervenciones de Danny Glover (como director de la escuela) y Robert Englund (de psicólogo) no le dan méritos a un film que podía haberse planteado mejor y que, en su conjunto, parecería un producto destinado solo para la televisión sinó fuera por las impresiones y deseos que expresa su protagonista en su deseo de convertirse en toda una máquina de matar.

Lo Mejor: la voz en off del niño
Lo Peor: su mensaje, demasiado evidente
Natxo Borràs
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