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Voto de Natxo Borràs:
7
Drama Año 1906. Durante la presidencia de Theodor Roosevelt (1901-1909) Estados Unidos vive una etapa de transición, tanto económica como social. A través de las vicisitudes de varios personajes de Nueva York, se muestra cómo evoluciona el país en los primeros años del siglo XX. Coalhouse Walker (Howard E. Rollins Jr.) es un pianista negro cuya pacífica personalidad sufrirá un gran cambio debido al racismo dominante. Además, su vida ejercerá ... [+]
24 de abril de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A principios del siglo XX los Estados Unidos vibran al son del “ragtime”, una nueva modalidad de música y baile anterior al “jazz”, y que no distingue clase social ni racial. Pero en ese ambiente distendido también está creciendo un país. Varios personajes que se cruzan, entre el amor, la fortuna, el racismo y la buenaventura… Son las historias del prometedor futuro que le espera a un inmigrante Tateh (Mandy Patinkin); al pianista de color Coalhouse (Howard E. Rollins Jr.) que quiere volver con su mujer Sarah (Debbie Allen) acogida por una hospitalaria y rica familia. Un incidente racista con el jefe de bomberos Willie Conklin (Kenneth McMillan) encenderá la mecha para que Coalhouse se atrinchere a favor de una causa inexistente en los periódicos y crónicas de sociedad de la época… Pero también es la historia de la caprichosa actriz de variedades Evelyn Nesbit (Elizabeth McGovern) cuyo marido celoso Henry Kendall (Robert Joy) será capaz de matar al primero que se acerque a ella… Pero el comisario de policía Rhinelander Waldo (James Cagney) salvaguarda la situación en unos tiempos en que la diversión en las fiestas se amenizaban a ritmo del “ragtime”…

Milos Forman, inmigrante checo de lujo que ya se había ganado la confianza de la Industria de Hollywood con “Alguien voló sobre el Nido del Cuco” (One Flew Over´s the Cukoo´s Nest, 1975) y su plasmación adaptación a la pantalla grande del musical “Hair” (1979), se atrevió con éste ambicioso cuadro histórico planteado como una sucesión de historias cruzadas con sus diferentes frentes extremadamente opuestos en lo social y racial. Tal vez no se le dio justicia al film en su momento (Sergio leone a la vez planteaba su épica gangsteril en “Érase una vez en América…”) pero el paso del tiempo ha puesto “Ragtime” en su sitio y no como testamento interpretativo del gran James Cagney que colgaba sus hábitos de actor después de más de seis décadas en la profesión.
Natxo Borràs
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