La etapa norteamericana de John Schlesinger, cineasta nacido en Inglaterra pero muy influyente en la cinematografía estadounidense gracias a su incursión en Hollywood con esa tremenda y degradada visión del sueño americano en formato urbano como fue “Cowboy de Medianoche” (Midnight Cowboy, 1968), ha visto decaído los trabajos de sus últimos años en largometrajes como los thrillers “De Repente, un Extraño” (Pacific Heights, 1990); “Ojo por Ojo” (Eye for an Eye, 1995) o su última película la comedia dramática “Algo casi Perfecto” (The Next Best Thing, 2000) que acabó siendo un lastre en todos los sentidos.

“Los Creyentes” entró de lleno en plena moda de largometrajes de terror de los ochenta pero Schlesinger defendió su película en las virtudes de un serio thriller policíaco que Cal Jamison (Martin Sheen), un medico que tras la muerte de su esposa se ha ido a vivir a la gran ciudad, se ve involucrado en la investigación de unos extraños asesinatos rituales en que las víctimas son niños. Después del testimonio de un policía (Jimmy Smits) que ha periddo la cordura en la investigación, el superior de éste (Robert Loggia) contrata a Cal para detectar el porqué de sus ataques de locura. A partir de allí la trama se enmaraña en una cadena de misteriosos acontecimientos que afectaran al hijo de Cal, Chris (Harley Cross).

Cinta irregular pero entretenida para quien les guste la mezcla de thriller y terror.