Aceptable drama estudiantil en que su protagonista principal es un maestro de origen argelino, el profesor Lazhar del título (interpretado por Mohamed Fellag) que se presenta en una escuela pública de Montreal después de que algunos de los alumnos han presenciado los minutos posteriores al suicido de una maestra. Esos inestables chicos son Simon (Émilien Néron) y Alice (Sophie Nélisse).

La paciencia, generosidad del profesor influirá en sus pupilos de manera decisiva. En éste tipo de productos se espera algo más que un drama lacrimógeno, pero el largometraje del quebequés Philippe Falardeau (Congorama; C´Est pas moi, je le jure!) ralentiza lo que podría ser un previsible discurso convirtiéndolo en una crónica realista sobre la comunidad educativa (no llega a la altura del Truffaut de “La Piel Dura” (l´Argent de Poche, 1977) o “La Clase” (Entre les Murs, 2008) de Laurent Cantet pero su proximidad se agradece) y la inmigración, dada la condición del protagonista en su lucha burocrática para intentar conseguir su permiso de residencia.