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Voto de Natxo Borràs:
7
Fantástico. Infantil. Aventuras Escondido en el desván de su colegio, Bastian devora durante las horas de clase un libro enigmático, ”La historia interminable”, que relata la paulatina destrucción del Reino de Fantasía. Una especie de ”Nada” misteriosa destruye el país y a las criaturas que lo habitan. A medida que avanza en la lectura, Bastian se da cuenta de que la salvación de Fantasía depende de él; de que consiga entrar dentro del libro... (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el aluvión de films norteamericanos que invadieron las pantallas de los ochenta en mayor o menor medida no fueron impedimento para que coproducciones con otros países, y uno de ellos era la potencialmente prometedora Alemania Federal, se pudieran estrenar sin ningún tipo de prejuicio para el espectador medio con ganas de pasarlo en grande un sábado por la tarde. Un claro ejemplo lo tenemos con Roland Emmerich (El Secreto de Joey) o Wolfgang Petersen (El Submarino) y en Holanda con Paul Verhoeven (Robocop) o por aquel entonces su ayudante de dirección Jan de Bont (Speed). Entre muchos otros europeos que fueron alistados a Hollywood y que en algunas ocasiones no se olvidaron de que se habían forjado en el viejo continente.

Un claro ejemplo de híbrido, mitad alemán con reminiscencias yanquis se materializa en la producción de “La Historia Interminable”. Toda la imaginería de la novela homónima de Michael Ende, autor de la maravillosa “Momo” (también llevada a la gran pantalla con menor fortuna), es trasladada con éxito al celuloide dando vida al mundo fantástico que a través del libro que da título a la película se convierte en el umbral de dos mundos distintos en que el joven Bastian (Barret Oliver), se ve a sí mismo como Atreyu (Noah Hathaway) en su aventura para liberar a la Emperatriz Infantil (Tami Stronach) de las inesperadas e invasoras sombras de la Nada que engullen el mundo de Fantasía.

La película tuvo dos secuelas inferiores (la primera interpretada por el malogrado Jonathan Brandis) y que se alejaban de la idea de Michael Ende con quien ya mantuvo diferencias con Wolfgang Petersen en la producción de ésta ya recordada cinta que marcó a toda una generación gracias en parte a sus efectos especiales y una banda sonora coordinada por Klaus Doldinger y Giorgio Moroder.
Natxo Borràs
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