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Voto de Natxo Borràs:
7
Drama Bud Fox (Charlie Sheen) es un joven y ambicioso corredor de bolsa que consiguió terminar sus estudios universitarios gracias a su esfuerzo y al de su padre (Martin Sheen), mécanico y jefe de sindicato. Su mayor deseo es trabajar con un hombre al que admira, Gordon Gekko (Michael Douglas), un individuo sin escrúpulos que se ha hecho a sí mismo y que en poco tiempo ha conseguido amasar una gran fortuna en el mundo de la bolsa. Gracias a ... [+]
7 de junio de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Budd (Charlie Sheen) es corredor de bolsa en Jackson Steinheim, en pleno núcleo financiero de Nueva York. Su sueño, como el de cualquier "broker", es ganarse a pulso su ambición por enriquecerse con el fin de llevar una vida más acomodada y dejar de pensar que los trajes que lleva en el trabajo ya no son tan caros como antaño. Cree que Gordon Gekko (Michael Douglas en un papel que le valió el Óscar), tiburón de tiburones morderá el anzuelo cuando el jóven Budd le presente sus ofertas con obsequios incluidos. Aunque suponga poner patas arribas la Empresa de Aereolíneas Bluestar donde su padre Carl (Martin Sheen) lleva años trabajando como mecánico. Gekko abrirá las puertas a Budd a una nueva vida de fiestas, lujo, mujeres hermosas como Daren (Daryl Hannah) a cambio de que el muchacho rastree a rivales de Gekko como Larry Wilson (Terence Stamp) mediante espionaje, filtración de información, etc... El camino de Budd al nuevo aprendizaje que le somete su maestro Gekko consiste en comprar, vender y destrozar empresas con miles de puestos de trabajo en juego. Sin más. Y Bluestar está en el cotarro. La dignidad despedezada por la codicia.

El desconocido mundo bursátil, para una gran mayoría, con los entresijos y encrucijadas dejó de serlo cuando Oliver Stone se alejó del Vietnam de Platoon para adentrarse en la hormigoneada jungla donde se juega con dinero y vidas profesionales, a merced del Poder.

En plena efervescencia de los yuppies, croupiers del capitalismo y amedentrados por la presidencia de Ronald Reagan, dos visionarios escritores como Tom Wolfe en "La Hoguera de las Vanidades" y Brett Easton Ellis en "American Pshyco" satirizaban el perfil de los agentes de bolsa. Pero fue Stone quien dió en el pleno (en el año de producción del film se produjo un "crack" en Wall Street) metiendo el dedo en la llaga en las instituciones financieras que día tras día comprueban los índices de valores del mercado con un frenesí que a muchos nos resulta incomprensible pero que con solo un par de cifras pueden hacer pender el mundo empresarial en un hilo; sin conflictos bélicos ni atentados terroristas, sinó simplemente comprando acciones a bajo precio y venderlos al doble de su valor; fusiones, cambios de directivos, perdidas de trabajo, etc...

Parece que Oliver Stone tiene en proyecto una secuela de Wall Street adiente en tiempos crisis y, espero que con otros argumentos que se adecuen a las circunstancias que se vive en el mundo de hoy en día. Si nos conformamos con este "Wall Street" de sobra tenemos para discernir en el escenso y caída de la gloria de Budd, en manos del todopoderoso Gekko.
Natxo Borràs
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