Mezcla de thriller y película de terror que al estilo de films del subgénero fantástico, el desencadenante de los hechos se sucede en un país lejano (en éste caso el Iraq dominado por las tropas estadounidenses) y que la apertura de una cavidad bajo tierra acaba abriendo la caja de pandora de un invasor maléfico que ceba en la locura de tres marines.

Como introducción nos resulta algo ya tópico. Se espera una previsible pandemia y convertir el producto en otra película de zombis y posesiones. Pero curiosamente nos adentramos en el terreno boscoso y siempre interesante de una buena cinta de suspense policía en que dos agentes de operaciones especiales (interpretados por Eric Bana y Joel McHale) se adentran en la oscuridad de la noche para resolver los extraños y misteriosos delitos que van aconteciendo y empiezan a guardar relación y sentido con el prólogo de la historia. En el entramado no faltarán un buen surtido de sustos y la colaboración de un jesuita guaperas (caracterizado por el venezolano Édgar Ramírez) con la carga del pecado y la culpa a sus espaldas para dárselas más de tipo duro que de santurrón blandengue.

Scott Derrickson (El exorcismo de Emily Rose) era el indicado para dirigir esta producción de Jerry Bruckheimer, que apuntó muy alto en los años noventa con ambiciosas cintas de acción como"Dos Policías Rebeldes" (Bad Boys, 1995), “La Roca" (The Rock, 1996), ambas de Michael Bay o “Con Air" (1997) de Simon West a algunas películas de la saga “Piratas del Caribe”.