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Voto de Natxo Borràs:
10
Drama Un policía llamado Nishi (Takeshi Kitano) se enfrenta a la enfermedad terminal de su esposa, al drama de un compañero que ha quedado parapléjico en una redada y a un grupo de mafiosos que le siguen la pista. (FILMAFFINITY)
1 de julio de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El León de Oro en el festival de Venecia fue concedido como cálido reconocimiento a un polifacético cineasta japonés que por aquel entonces la mayoría le recordaban por sus algo incomprensibles y violentos filmes policíacos (Violent Cop; Sonatine) y que sin embargo “Hana Bi” da respuesta en forma de prosa visual y complejamente elaborada como harmonioso thriller crepuscular. Todo esto orquestado por uno de los más reconocidos cineastas nipones de hoy que además de dedicarse al arte de la pintura (entre otras sanas aficiones) es uno de los maestros de ceremonias del célebre concurso televisivo “Humor Amarillo” en su país visto desde otro extremo más mediático como dudosamente cualitativo.

Dicho esto a Kitano no se le se puede desempolvar de un carácter extremadamente impulsivo denostado en sus personajes arquetípicos de policía sin escrúpulos y poco dados a la conversación, virtud que no trasluce en nada una visión profundamente humana y triste que esconden y que no muestran. Como le pasa a su alter ego en la ficción el inspector Nishi a quien le comunican que a su mujer (Kayoko Kishimoto) se le ha diagnosticado un cáncer terminal. Además tiene que cargar con la culpa de no haber estado al lado de su compañero de profesión, Orube (Ren Oshugi) condenado a pasar el resto de su vida en una silla de ruedas después de un tiroteo y por si no fuera suficiente en su calvario personal, Nishi tiene que saldar sus deudas con un jefe de la Yakuza.

Solo la belleza del arte (expresada en esas pinturas en las que el expolicía Orube mata el tiempo y que son obra en la vida real de Kitano) intenta suavizar la delicada situación planteada en su argumento inevitablemente crepuscular aunque bello y reflexivo. Elogio y respeto a ésta gran tragedia humana. Merece mi más total y sincero de los reconocimientos.
Natxo Borràs
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