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Voto de Natxo Borràs:
7
Drama Estados Unidos, años 50. Jack (Hunter McCracken) es un niño que vive con sus hermanos y sus padres. Mientras que su madre (Jessica Chastain) encarna el amor y la ternura, su padre (Brad Pitt) representa la severidad, pues la cree necesaria para enseñarle al niño a enfrentarse a un mundo hostil. Ese proceso de formación se extiende desde la niñez hasta la edad adulta. Es entonces cuando Jack (Sean Penn) evoca los momentos trascendentes ... [+]
9 de octubre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Malick. ¿De quién iba a ser si no? ¿Por qué tanta polémica por premiar en Cannes un espectáculo de sensaciones basado en los orígenes de la Vida? Evidentemente se premió a su director, a su breve carrera de cuarenta años tras las cámaras con filmes más o menos inteligibles (Malas Tierras, Dias de Cielo) a más visuales (La Delgada Línea Roja) hasta presentarnos éste mosaico de vida, luz, color y susurros en off que representan “El Árbol de la Vida”.

Nacimiento (el poderoso Big-Bang) y Muerte (la pérdida de un ser querido) se solapan hasta dar con lo que intentamos creer que es la respuesta a unas preguntas que ni se deberían de formular… El Universo se expande (momentos musicales sublimes, desde nebulosas) y una pareja de enamorados (Brad Pitt y Jessica Chastain) se dispone a formar una familia. Apreciamos el desarrollo, el crecimiento de los hijos, con algunos flash-backs con el más rebelde de ellos ya de mayor (Sean Penn), que vive y trabaja en edificios de diseño, símbolo de su exitosa carrera… Tal vez, de arquitecto. Y la lucha de su tiránico padre en su puesto de trabajo, mientras los almuerzos en el hogar se convierten en sediciosos juicios contra la voluntad de los hijos y la mirada helada de la tierna madre. El cuadro familiar reina en la mitad de la película pero Malick no quiere que quitemos el ojo a las poderosas imágenes de esa familia jugando en el jardín (primeros planos de las afectuosas muestras de cariño entre padres e hijos con el árbol el crecimiento) y que representarán un anhelo de expansión tal vez minúsculo e insignificante si lo comparamos con la grandeza que supone la expansión del Universo.

La película se la puede calificar de pretenciosa, que lo es. Y desaconsejable si el interesado no sabe lo que va a ver. Se trata de visionarla, apreciarla con mucha paciencia, porque el realizador de “El Nuevo Mundo” (The New World, 2005), no va dar para más y aquí el público tiene que jugar un papel importante emocionándose, de otro modo, su modo de ver la película. No es como para pensar, ni comerse “la olla”, pero sí es una invitación a la reflexión. Y todos tenemos suficiente cerebro como para meditar y si para esa gran mayoría de palomiteros que esperan al Brad Pitt de siempre les supone bastante esfuerzo, la cama es el mejor camino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Natxo Borràs
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