Peculiar visión, algo indómito el cine español, que el director Agustín Díaz Yanes (Nadie Hablará de Nosotras Cuando Hayamos Muerto) escenificó con el pretexto de crear una lucha de intereses entre el Cielo y el Infierno, afectados por una crisis de reclutamiento de almas, y en que envía a sus particulares ángeles del Mal (Penélope Cruz) y del Bien (Victoria Abril) en la disputa de la vida de un boxeador (Demián Bichir) cargado de deudas con un policía corrupto (Emilio Gutiérrez Caba). Las dos enviadas se hacen pasar por una prima y una mujer del púgil mientras sus superiores en el Cielo (Fanny Ardant) y en el Infierno (Gaél García Bernal) intentarán solucionar su problema.

El cine español podía haber visto con buenos ojos vio con un prometedor guión y unas buenas actuaciones de las dos protagonistas femeninas la película de Díaz Yanes, pero un sonoro fracaso en taquilla que repercutió una mala recaudación, desterró la cinta a los rincones de un limbo que hoy todavía no se ha recuperado. Y mi pregunta es… ¿Por qué tan maltratada? ¿Es que las intervenciones no están a su altura? ¿Su planteamiento, simpático en exceso eso sí, no es digno de una mezcla que combina perfectamente comedia popular con drama policíaco? ¿Esperaba el público una respuesta parecida en una línea argumental similar a la de la notoria “Nadie Hablará de Nosotras Cuando Hayamos Muerto”? ¿O acaso esperaban un despliegue épico tan ruidoso como “Alatriste”?

Tal vez haya muchas más preguntas respecto a su batacazo. Y, tal vez, sea necesario buscarlas en algún visionado, pero tiempo al tiempo.