El quebrantamiento de una familia que no se ha originado como tal es el eje narrativo de un drama musical donde la acción transcurre en la ciudad de Nueva York. Dos jóvenes apasionados por la música pasan una noche juntos para no volverse a ver. Ella, Lyla Novaceck (Keri Russell) toca el violoncelo y el, Louis Connelly (Jonathan Rhys Meyers) es cantante y guitarrista de una prometedora banda de pop-rock. De esa relación nace el pequeño Evan (Freddie Highmore) que es llevado a un orfanato por orden expresa del padre de Lyla (interpretado por William Sadler, actor habitual en las películas de Frank Darabont). El chico escapará del centro para ir en la búsqueda de sus padres pero el sonido de la ciudad le atraerá hasta el punto de crear sus propias composiciones y dirigirlas ante la sorpresa de Arthur (Leon Thomas III) otro joven callejero y su misterioso protector, “El Mago” (Robin Williams) un oportunista explotador que vive en un teatro abandonado.

La película (con guión de Nick Castle) está dirigida por la irlandesa Kirsten Sheridan, cuyo apellido lo asociaréis inmediatamente al de Jim Sheridan (Mi Pie Izquierdo), su padre. Ambos ya habían trabajado conjuntamente en el guión del drama “En America” (2002), film autobiográfico de los Sheridan que pasó sin pena ni gloria en muchos países durante su distribución.

En conclusión: no deja de ser un pegajoso y azucarado drama en que nos plantea el poder persuasorio y unificador de la Música. La emoción se hace dueña de una función colorista y que une también a un reparto de actores conocidos en el panorama norteamericano como Terrence Howard (Crash), Mykelty Williamson (Forrest Gump), William Sadler (La Milla Verde) o Robin Williams (Hook) como secundarios de lujo invitados a éste amable evento orquestado por la hija de Jim Sheridan.…