Enésima explotación italiana retro gore y especialmente deudora de “Zombi” (Dawn of the Dead, 1978) de George A. Romero que incluso se permite la cara muy grande de extraerle parte de la banda sonora y la caracterización de algunos de los luchadores supervivientes (el equipo SWAT uniformado de azul como si fueran mecánicos antes que fuerzas especiales). También debe a “Holocausto Caníbal (1979) de Ruggero Deodato y a otras cintas de subgénero antropófago y “mondo” (en las secuencias de la jungla con ritos tribales y animales comiéndose entre ellos) que no cesarían hasta la mitad de la década de los ochenta con su insistente mensaje de sangre excesiva y violencia a raudales con el fin de impresionar más de la cuenta a los espectadores aficionados al género e inmunes al aburrimiento.

La excusa de una fatal explosión que provoca el escape de un gas letal es la excusa perfecta para que las víctimas reavivan en zombis y se dediquen a lo mejor que saben hacer: comer. Supuestamente la Central Nuclear donde se perpetra tal accidente no está en Nueva Guinea sino en las cercanías de Barcelona (en agradecimiento a su coparticipación española que incluye al carismático Víctor Israel, el Marty Feldman del cine de terror hispano).

El responsable de ésta gamberra envergadura de proporciones olvidables es Bruno Mattei que firmó con el seudónimo de Vincent Dawn.