Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Natxo Borràs:
7
Drama. Thriller Francia, 1980. Un carnicero (Philippe Nahon) vive solo con su hija tras ser abandonado por su mujer. Un día la niña tiene su primera regla y corre hasta la carnicería de su padre que, al ver la sangre, cree que la pequeña ha sido violada. El carnicero sale enfurecido de la tienda y acaba agrediendo a un inocente. La niña es internada y él encerrado en prisión... (FILMAFFINITY)
9 de diciembre de 2012
Sé el primero en valorar esta crítica
El primer largometraje para la pantalla grande de Gaspar Noe ya deja ver de por si que la insistencia de éste en sacar lo peor del ser humano: su lado más oscuro, sus deseos más inhumanos u obscenos y su descontrolada violencia como primate moderno… Pilares que ya había demostrado siete años atrás con su mediometraje “Carne” (1991). Nacido en Buenos Aires pero educado en los sabores franceses, su obsesión por el culto a la carne, al sexo, al mal rollo y, en general, a la violencia a borbotones, en “Seul contre Tous” resalta la desesperación, mala fe y pesimismo extraído en las confesiones de un frustrado ciudadano, una moba de relojería reflejada en el mal genio de su protagonista interpretado por ese gran actor del método que es Philippe Nahon.

Como el cargador de un arma y con el prólogo de tres hombres en un bar conversando a modo de golpes sonoros y con música patriótica de fondo (el eje del mal es el Estado que ha servido de cuna para un polvorín barrigón que va de bar en bar, sin trabajo alguno, deseando recuperar a su hija, que desea como resultado de un noche loca en una pensión de mala muerte en su juventud). En su contra tiene una vida familiar que podía haber resuelto con una forzada esposa enorme (Frankie Pain), a la que ha dejado embarazado por ilusión de ella y su husmeadora como anciana madre (Martine Audrain). Ambas le hacen la vida imposible a un hombre que intenta sin medios recuperar todo lo que ha dejado atrás. Pero estar al lado de su hija Cynthia, (Blandine Lenoir) ingresada en un sanatorio, es su obsesivo objetivo a alcanzar.

Entre reflexiones duras y crudas alentadas por esa capacidad de sobrevivir a dos ciudades como Lille y Paris, el carnicero sin trabajo desmembrará su furia, paso a paso, bar en bar, pensión tras pensión, en el hogar, en su propia ira y contradicciones… Un testimonio así revuelve y Gaspar Noe se recrea con ganas de sobra (a pesar de las malas caras del público no acostumbrado a tanto mal rollo) en el personaje interpretado por Nahon que daría a un prólogo durísimo y casi anexionado de éste film con la posterior y violenta “Irreversible” (2002).
Natxo Borràs
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow