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Voto de Natxo Borràs:
10
Bélico Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En el frente oriental, un escuadrón de soldados alemanes, capitaneados por un duro oficial, se enfrenta a las temibles hordas del ejército ruso. El pelotón germano está liderado por el respetado sargento Steiner (James Coburn), pero también tendrá que hacer frente a las decisiones ambiciosas y suicidas del capitán Stransky (Maximilian Schell), un aristócrata prusiano recién llegado al frente que busca ... [+]
13 de abril de 2009
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente film bélico rodado en Europa, con apuntes psicológicos del director de "Grupo Salvaje" por lo que le sirve de pretexto para justificar su visión de la violencia más cruda en la fría contienda de la Unión Soviética invadida por las tropas alemanas. Estamos ante un Peckinpah en su etapa final que ya empezaba a declinarse. Sus "westerns" habían pasado a mejor vida.

Pero faltaba rodar una película bélica sin olvidar su particular tarea de montar los míticos planos de sus anteriores films; ralentís de soldados cayendo en combate y la sorprendente habilidad de compaginar el sonido con las secuencias de batalla, sin olvidar el sonido de metralletas y explosiones que rodean a sus atrincherados anti-héroes, como matiz a la idea de que no solo de violencia se tiñe este largometraje, sinó también de un portentoso antibelicismo evidenciado en los rostros de cada uno de los protagonistas.

No falta decir que los títulos de crédito iniciales lo dicen todo; con la triste canción infantil alemana "Hänschen Klein" (Pobre Juanito; sobre un niño que se despide de su mamá) apreciamos imágenes de archivo alternadas desde diferentes extremos de esa suprema Alemania que quiso reconstruir Hitler partiendo de la máquina publicitaria nazi (desfiles; juventudes hitlerianas escalando montes; vida privada del Führer,etc...) con de los vencidos soldados... Y Peckinpah se recrea en el realismo patente de las vencidas tropas de la Wermacht; hartos y cansados de las promesas incumplidas desde su lejana tierra y a un pie de la muerte en territorio hostil.

Es en ese escenario donde Steiner (James Coburn) es ascendido a sargento, sin olvidar que en el uniforme lleva la Cruz de Hierro por su heroismo y valerosidad, aunque esa distinción ya no le sirve de nada para él. En la guerra es un deshumanizado salvaje que merece el respeto de sus compañeros de pelotón y del coronel Brandt (James Mason) y el capitán Kessel (David Warner), pero no así de su superior Stransky (Maximilian Schell) que quiere oler la guerra y la muerte como nadie. Incluso el propio Steiner, intentará persuadirle. Pero los fines del capitán de despacho y palacete Stransky, educado en la aristocracia prusiana, es de pasearse e impresionar a las francesitas con su Cruz de Hierro en hipotético permiso por las calles de París. Su inmadura ambición la acabará pagando Steiner y sus hombres en una misión suicida.

Pero es en lo psicológico lo que recrudeze esta gran película. El duelo entre clases diferentes y carácteres opuestos; el veterano contra el principiante. El enfrentamiento final Schell-Coburn merece estar en la antologia del cine bélico en la escena en que se ven acorralados por los imparables tanques rusos. "Le enseñaré como lucha un oficial prusiano" le dice Stransky a lo que Steiner le acomete con la lapidaria frase; "Y yo le mostraré donde crecen las Cruces de Hierro".

Gloriosos bastardos los de Peckinpah.
Natxo Borràs
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