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Voto de Natxo Borràs:
9
Drama El día de la Epifanía de 1904 está a punto de empezar una de las fiestas más concurridas de Dublín, la de las señoritas Morkan. Entre los invitados se encuentra Gabriel Conroy, sobrino de las anfitrionas y marido de la hermosa Gretta. Esa noche, los invitados disfrutan de una magnífica velada. Gabriel, muy enamorado de su esposa, observa su emoción cuando suena una antigua canción de amor. De vuelta a casa, Gretta le confiesa un secreto. (FILMAFFINITY) [+]
17 de marzo de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Huston contó en su última película con la complicidad interpretativa de su hija Anjelica y de otro hijo, Tony, en el guión, para llevar a cabo el proyecto de adaptar un relato del escritor irlandés James Joyce, "The Dead" dentro de su colección de cuentos "Dubliners", mosaico social y satírico que acabaría conformando esa gran odisea de las letras irlandesas, el "Ulises". Huston que llevaba más de treinta años con la idea rondándole por la cabeza se decidió, en un estado grave de su salud ya muy avanzado, llevar a cabo la difícil empresa de poner a Joyce en el punto de mira del celuloide.

El director, que también era de origen irlandés, nos ambienta en la noche de Epifania (víspera de Reyes) de principios del siglo XX. Los decorados son interiores para contrarestar el exterior frío y nevado de una entonces oscura y silenciosa ciudad de Dublín. Las señoritas Kate y Julia Morkan (Helena Carroll y Cathleen Delany) organizan una vez al año desde hace mucho tiempo una cena íntima entre amigos y familiares. Muchos ya no vendrán y el relevo por los más jóvenes es inevitable. El sobrino Gabriel Conroy (Donald McCan) apuesto maestro y su hermosa mujer Gretta (Anjélica Huston) se cuentan entre los invitados que no faltan a la cita. Así como Freddy Marlins (Donald Donnelly) un alegre borracho dispuesto a dar la nota festiva en el ambiente y su posesiva madre (Marie Kean), que personifica el tradicionalismo católico irlandés. Durante la cena habrá diálogos, risas, discursos sobre los muertos que en su día estaban vivos y que ya no pueden estar presentes en el acontecimiento... Y una canción del pasado que Gretta confesará en lágrimas de vuelta a su casa, recordarla a su marido cuando un antiguo amor de juventud murió por ella.

Los últimos veinte minutos finales de esta obra maestra son un réquiem a la reflexión. Las voces lejanas pero en una misma habitación entre Gretta y Gabriel nos dan a concluir que la fiesta ha terminado y que los fríos copos de nieve barren el tiempo, se llevan a vidas pasadas y esperan el envejecimiento de otras. La muerte, ante la alegría y la felicidad de celebrar una cena tradicional, no se presenta como un hecho brusco sinó como un mero acto de reflexión. El director de clásicos como "El Halcón Maltés"; "El Tesoro de Sierra Madre"; "La Reina de África" y "El Honor de los Prizzi" sabía muy bien lo que hacía puesto que estaba dirigiendo su propio testamento.
Natxo Borràs
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