Inesperada irrupción en un nuevo tipo de comedia, algo coral y sin tendencia a la risa fácil centrada más en la interpretación de los personajes que actúan y siguiendo las pautas dignas de un humor ácido, inteligente y con un toque algo corrosivo. Método subversivo que un tal Bob Clark aplicaría de forma gratuita i salvando distancias con su desmadrada serie de instituto “Porky´s”, a modo de anecdotario risible entre situación y situación. Las comparaciones son odiosas, sin caer en el humor grueso, pero es lo que hay…

Pero lo que MASH la hace diferente e inteligente es porque dieron prácticamente en el clavo en la época en que se rodó y estreno: los Estados Unidos estaban metidos de lleno en la Guerra del Vietnam y la llegada de Nixon a la Casa Blanca. Pero lo que se nos plantea en “MASH” (siglas que componen el Mobile Army Surgical Hospital) es, desde ese lado del frente donde no irrumpe la batalla pero es donde se llevan los heridos de ella, en que a modo de enredos y bromas los militares médicos se desviven a sus anchas por las enfermeras y en que el turno de guardia importa menos que atender a los heridos. Los apodos entre oficiales médicos no dejan de oírse: desde el oficial médico Hawkeye (Donald Sutherland) o la jefa de enfermeras Labios Ardientes (Sally Kellerman) acuartelados en tiendas de campaña improvisadas para sus operaciones médicas o sus juergas nocturnas. Robert Altman después de una larga trayectoria por televisión ya había dirigido un par de interesantes films como “That Cold Day in the Park” (1969) y “El Volar es para los Pájaros” (Brewster McCloud 1970) antes de adaptar una versión moderna de Phillip Marlowe y su “Largo Adiós” (The Long Goodbye, 1973) o congeniar drama y comedia con la coral “Vidas Cruzadas” (Short Cuts, 1993).