Media votos
6,6
Votos
2.707
Críticas
2.192
Listas
6
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Natxo Borràs:
6
17 de agosto de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película realizada para la televisión y por un peso pesado del cine de acción y el thriller político como John Frankenheimer (El Mensajero del Miedo; Ronin) y en el que reconstruye el motín de la prisión neoyorkina de Attica en 1971, que se saldaría con varias decenas de bajas entre celadores y reos, cerrando así uno de los últimos capítulos de la etapa más oscura y convulsionada de Estados Unidos que llevaba a rastras los asesinatos de los Kennedy, Martin Luther King y Malcolm X, así como la Guerra del Vietnam y la llegada de Nixon a la Casablanca.
Cuando Frankenheimer ya nos ha situado en el meollo nos presenta a Michael Smith (Kyle MacLachlan) en su primer dia de trabajo como vigilante en la prisión, siguiendo la tradición que ya provenía de su retirado padre (Harry Dean Stanton) propietario de un bar cercano. Mientras tanto ingresa en la penitenciaria Jamaal (Samuel L. Jackson) un activista musulmán que será el centro de las iras del jefe de los guardias Weisbad (Frederic Forrest). Finalmente la rebelión estalla y, desde el exterior, las autoridades gubernamentales no pueden hacer frente a las exigencias de los amotinados. Lo más asombroso, y de allí lo grave de la situación, es que entre dichas condiciones solamente pedían mejoras en la higiene; como duchas diarias y suministro de papel higiénico una vez por semana.
Cuando Frankenheimer ya nos ha situado en el meollo nos presenta a Michael Smith (Kyle MacLachlan) en su primer dia de trabajo como vigilante en la prisión, siguiendo la tradición que ya provenía de su retirado padre (Harry Dean Stanton) propietario de un bar cercano. Mientras tanto ingresa en la penitenciaria Jamaal (Samuel L. Jackson) un activista musulmán que será el centro de las iras del jefe de los guardias Weisbad (Frederic Forrest). Finalmente la rebelión estalla y, desde el exterior, las autoridades gubernamentales no pueden hacer frente a las exigencias de los amotinados. Lo más asombroso, y de allí lo grave de la situación, es que entre dichas condiciones solamente pedían mejoras en la higiene; como duchas diarias y suministro de papel higiénico una vez por semana.