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Voto de Natxo Borràs:
7
Terror. Ciencia ficción Herbert West estudia en Europa métodos regenerativos junto a un conocido científico, que muere en extrañas circunstancias. Herbert viaja a EEUU, donde se matricula en la Miskatonic University. Allí continúa con sus experimentos, que tienen la intención de alcanzar la fórmula que permita reanimar los muertos. Su compañero de piso Dan y la novia de éste, Megan, se verán envueltos en el macabro proyecto. (FILMAFFINITY)
30 de octubre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el hospital de Miskatonic (Massachusssets), el aventajado alumno Herbert West (Jeffrey Combs) que ha experimentado con la prolongación de vida en el cerebro después de la muerte, se hospeda en la casa de Dan Cain (Bruce Abbot) que ignora en un principio los oscuros experimentos que su nuevo huésped intenta hacer con los impulsos todavía en funcionamiento de un cerebro muerto. Las ansias que tiene West en regenerar vida lo llevan a experimentar en el Depósito de Cadáveres del Hospital. A pesar de estar vigilado por el doctor Carl Hill (David Gale) y también de contar la desaprobación del director de la institución, Dean Halsey (Robert Sampson) cuya hija Megan (Barbara Crampton) sale con Dan. West seguirá con sus investigaciones y significará con la resurrección, y descontrol, de sus pacientes cadáveres.

Adaptación moderna de Un relato breve de H.P. Lovecraft, “Herbert West, Re-Animador”, que aparcaba sus mitológicas ideas de los mitos de Cthulu y los horrores endogámicos de Dunwich, para contar con la historia clásico del científico loco (como escribiría en uno de sus relatos más célebres, “El Caso de Charles Dexter Ward”) que experimenta con los impulsos eléctricos del cerebro para recobrar vida a los muertos. Resquebrajando así la línea que separa la vida de la Muerte.

Claramente el productor Brian Yuzna y el director Stuart Gordon (inseparables colaboradores) lo convirtieron en un espectáculo “gore” de primera magnitud (los muertos son conejillos de indias que escupen sangre por la boca después de una sobredosis fluorescente del revolucionario suero de West, y el desmadre está servido). A los fans de su momento les entusiasmó. Su premio en Sitges fue su pistoletazo a la popularidad y hay quien dice, que en megafonía, al estreno de la misma, alguien anunció el fallecimiento de Orson Welles. (¿Un merecimiento para resucitarlo con ésta película?). Dicha anécdota no puedo corroborarla con exactitud ya que la leí en una reseña cinematográfica hace mucho tiempo.
Natxo Borràs
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