Se trata de una película de espías, de las de toda la vida, de aquellas que se hacían en los años 60 y 70, con la diferencia de que aquellas estaban inspiradas en la Guerra Fría y ahora tratan sobre el terrorismo islámico. En este caso, como pasaba en muchas de las películas de la época anterior, también se desarrolla en Alemania. Lo cual me parece perfecto, Alemania es el escenario ideal para una película de espías, como siempre lo fue.

Lo que sí diferencia, quizá, esta película de las anteriores es la ausencia de acción. No hay grandes persecuciones, ni disparos, ni explosiones. Lo que sí hay es mucha tensión, suspense y una trama bien diseñada en la que nadie se fía de nadie y todos temen a todo el mundo.

“El hombre más buscado”, dirigida por Anton Corbijn tiene un arranque vigoroso y efectivo que atrae el interes del espectador desde el primer minuto, y un final magnífico que hace que salgas del cine muy satisfecho de lo que acabas de ver. Entre medias, hay una historia perfectamente hilvanada donde el director atiende tanto a la trama como al aspecto humano de los personajes. Así que, personalmente, las dos horas de película no se me hicieron nada pesadas, al contrario, las disfruté pese a la falta de acción.

No se puede hablar de esta película sin ponderar debidamente a Philip Seymour Hoffman. El problema es que es francamente difícil encontrar adjetivos que reflejen fielmente el trabajo de este inigualable actor. Y no hablo solo de su trayectoria, impecable y magnífica, sino de lo que hace estrictamente en esta película. El personaje que consigue es espectacular. La interpretación que hace Hoffman de este espía desengañado de su profesión, con un semblante que transmite hastío, bebedor y fumador empedernido, resentido con el mundo pero con un punto quijotesco de nobleza, y necesitado de conseguir un triunfo que le redima de algún fracaso profesional del pasado, es una cosa sublime.

Se que la gente tenderá a pensar que, como acaba de morir, uno suma más elogios de los que quizá corresponden, pero no. Reto a cualquiera a que vea la película y me diga que exagero cuando digo que P.S. Hoffman aquí hace una interpretación de bandera. Sin él, la película sería la mitad de lo que es. Quizá menos.

A la sombra de Hoffman, un grupo de buenos actores hacen un buen trabajo, que ayuda al buen nivel del film. Willem Dafoe está correcto en un papel sencillo. Robin Wright, inquietante, con su habitual magnetismo en la pantalla, cumple sin problemas. Y es todo un placer volver a ver a Nina Höss, una mujer que me fascina. Por el contrario, Daniel Brühl está irrelevante, y no me terminaron de convencer ni Rachel McAdams ni Grigoriy Dobrygin.

Anton Corbijn logra en “El hombre más buscado” una película de emoción contenida, muy a la europea, centrando el film en los personajes. No giran los personajes alrededor de la película sino al revés. Todos ellos están muy bien diseñados y la mayoría muy bien interpretados, y Corbijn sabe informarnos muy bien de todos ellos de un modo sutil, elegante y poco explícito, pero al mismo tiempo de una manera muy solvente.

Estos personajes parecen no tener vidas privadas. Viven al cien por cien por su profesión. Supongo que ser espía debe ser así, vivir plenamente entregado a ese oficio, y anteponerlo a tu vida (o fundirse con ella), pero en todo caso me llamó la atención, para ellos su objetivo como espías lo es todo.

La película tiene los ingredientes típicos de las películas de espías, y en cuanto llega el inmigrante checheno empieza el baile de de espionaje y contraespionaje, con la CIA, el servicio de inteligencia alemán, banqueros, políticos y hasta defensores de los derechos humanos; todos luchando contra todos, todos queriendo al checheno como objetivo, y todos tratando de espiar a los demás y de anticiparse a sus movimientos.

Todo ello con la ciudad de Hamburgo como escenario. Un lugar perfecto para este típo de películas. Una ciudad con un ambiente sórdido y decadente que es el paisaje ideal para añadir una buena atmósfera de suspense al film. Potenciada además por una excelente fotografía.

omo puntos flojos, bajo mi punto de vista, diré que no resulta convincente en absoluto la pareja que hacen el inmigrante checheno y la abogada. Por separado no están mal del todo pero como pareja no funcionan. Por otra parte, muchas cosas (por no decir todas) de las que acontecen en la película no resultan creíbles, aunque esto en una de espías es más o menos normal, y a mí no me importa (siempre que no se pasen). Además, hay que decir que el ritmo narrativo decae bastante en la parte central de la película.

Pero bueno, a mí me gustó. No es de esas películas de espías que tienes que memorizar cincuenta nombres y que a los diez minutos ya estás perdido entre nombres y subtramas. Ésta no, ésta se sigue fácilmente y te engancha desde el principio.

Para Philip Seymour Hoffman no tengo adjetivos. Para la película sí: pausada, sombría, inquietante, conmovedora, pesimista…

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