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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Comedia. Drama La película consta de seis episodios que alternan la intriga, la comedia y la violencia. Sus personajes se verán empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control, cruzando la delgada línea que separa la civilización de la barbarie. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Realtos salvajes” consta de seis episodios diferentes, totalmente independientes unos de otros. Lo único que es une, es que sus protagonistas pierden el control en algún momento y sufren arrebatos de ira y violencia.

En el primero, el pasajero de un avión (Darío Grandinetti) se da cuenta de que todos los pasajeros tienen algo en común. En el segundo, una camarera (Julieta Zylberberg) reconoce a un cliente, el hombre que le destrozó la vida a su familia. En el tercero, un conductor (Leonardo Sbaraglia) que circula por una carretera poco transitada se pica por adelantar a otro coche. En el cuarto, un ingeniero (Ricardo Darín) empieza a perder la paciencia cuando le lleva el coche la grúa, al tiempo que su mujer se quiere separar y pierde el trabajo. En el quinto, un hombre rico (Oscar Martínez) intenta evitar que su hijo vaya a la cárcel por un atropello, y se encuentra con que su abogado y todas las partes implicadas quieren sacar tajada. En el sexto, la boda entre Romina (Erica Rivas) y su novio, da un giro inesperado cuando ella descubre que él le ha sido infiel.

Es una película de bastante buen nivel y además muy comercial. Creo que gustará por igual a todo tipo de público. Repleta de referencias cinematográficas (“Cuentos asombrosos”, “El diablo sobre ruedas”, “Un día de furia”, etc.) cuenta con una baza a su favor: los espectadores, de toda condición, se sentirán identificados con las situaciones que se exponen, por lo que les resultará fácil implicarse en la película.

No es perfecta, no es una obra maestra, pero es tremendamente disfrutable. Se trata de un film muy entretenido, divertido, sarcástico y muy cercano. Pero podría haber sido mejor, sospecho. Quizá le falta algo de mala leche, creo que podría ser más violenta y retorcida. Su humor negro tiene mucho de humor y poco de negro. Me da la sensación de que la película habría ganado aún más si su director (Damián Szifrón) se hubiera atrevido a dar un par de pasos más hacia lo salvaje.

Pero es innegable que la película funciona. Szifrón logra algo que no es sencillo: ensamblar seis episodios que no tienen conexión entre sí, de diferentes duraciones y contenidos, y lograr un todo sólido de gran nivel. Las dos horas de cine se disfrutan sin paliativos y uno sale del cine satisfecho con lo que ha visto.

Lógicamente, no todas las historias son igual de buenas. Es inevitable hacer un ejercicio comparativo. En ese sentido, yo considero que la tercera es la mejor, y la segunda la más floja. La primera está muy bien como aperitivo. La cuarta sería de las mejores si no fuera por el final, innecesariamente edulcorado, que le quita muchos puntos. La quinta y sexta son excelentes, aunque la última quizá se alarga en exceso y por momentos parece que el director no sabe cómo terminarla, pero está bien resuelta.

Pero todas ellas tienen su interés, aunque su calidad sea desigual. Todas te atrapan por su forma narrativa, por su concisión y porque el espectador se siente identificado con muchos de los personajes y situaciones que aparecen. Además, Szifrón sabe ponerte en tensión con las partes dramáticas para, a continuación, desarmarte y sacarte una carcajada.

Técnicamente, la película es intachable. Buena fotografía (excepcional en la tercera historia), buena música, y sobre todo muy destacable el montaje, que es para mí el punto fuerte del film en el aspecto técnico.

“Relatos salvajes” llama a la puerta que tenemos muy dentro en la naturaleza del ser humano, esa puerta en la que se esconde la violencia. Los celos amorosos, la injusticia, el abuso, los conductores, el tráfico, la deshumanización de la administración pública, los abogados… hay muchas cosas que hacen sonar el timbre de esa puerta de la violencia que ninguno queremos abrir, pero que está ahí oculta en la personalidad de todos. Nos identificamos con las escenas, pero al estar revestidas de toques de humor se evita que nos hagan sentir mal.

Muy buenas todas las interpretaciones, sin excepción. Desde los más conocidos (Sbarablia está fantástico) a los que eran desconocidos para mí. Todos están a un nivel muy alto y dan verosimilitud a las escenas. Otro gran acierto de Szifrón, lograr este nivel interpretativo con tantos actores como aparecen.

Película recomendable para todos los públicos. La violencia y el humor nos une a todos.

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keizz
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