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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Drama Para Jack, un niño de cinco años, la habitación es el mundo entero, el lugar donde nació, donde come, juega y aprende con su madre. Por la noche, mamá lo pone a dormir en el armario, por si viene el viejo Nick. La habitación es el hogar de Jack, mientras que para su madre es el cubículo donde lleva siete años encerrada, secuestrada desde los diecinueve años. Con gran tesón e ingenio, la joven ha creado en ese reducido espacio una vida ... [+]
3 de marzo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jack (Jacob Tremblay) se despierta una mañana en la cama junto a su madre (Brie Larson. Está contento porque hoy cumple cinco años. Viven juntos en el único lugar que Jack ha conocido: una pequeña habitación con una claraboya en el techo. Es el único espacio que ha habitado Jack, y su madre la única persona con quien se ha relacionado.

El director de “La habitación”, Lenny Abrahamson, nos cuenta este confinamiento espeluznante desde el punto de vista del niño que no ha conocido otro mundo que esas cuatro paredes. Un niño que saluda cada día a la silla, a la mesa, al armario, que tiene un perro imaginario llamado Lucky, y que cree que lo que ve en la televisión es magia. De este modo, a través de los infantiles ojos de Jack, el espectador va percibiendo poco a poco la situación real, auténticamente estremecedora y aterradora, en que se encuentran Jack y su madre.

Al ver las cosas desde el punto de vista del niño, el film no acentua el lado más morboso del cautiverio. La madre acuesta al niño en un pequeño colchón dentro del armario cada vez que su captor viene a traer provisiones, y por supuesto a hacer uso el derecho de pernada con ella. Pero el hecho de no acentuar esa parte asquerosa de la cotidianidad de sus vidas no significa que el espectador no sienta un profundo asco hacia ese depravado ser, incluso diría que, al ser todo sugerido y no mostrado, la repulsión crece, pues la mente del espectador completa lo que no se ve.

Precisamente uno de los puntos fuertes de la película (consecuencia, insisto, de enfocar desde los ojos del niño) es el papel poco relevante del depravado. En otra película, sería un protagonista indiscutible, se indagaría en su psicología, el guión se recrearía en sus actos, etc. Aquí no. Para el niño, y para la película, “El viejo Nick” (que así le llaman ellos) es un personaje que aparece poco y que, pese a ser pieza clave en la trama, es ninguneado por la historia, de la que desaparece sin más, como quien se deshace de un papelajo inútil.

La película está dividida en dos partes muy claramente. La primera parte (aproximadamente la primera hora) es una auténtica maravilla cinematográfica. Yo no había visto nunca una cosa igual en este tipo de películas. Vives en tu butaca totalmente entregado a lo que aparece en la pantalla y no te enteras del paso del tiempo porque no paras de tener sensaciones y sentimientos continuos, la película entra en tí con total facilidad. En esta parte, Abrahamson se luce y nos muestra todo su potencial narrativo, sabiendo poner al espectador dentro de esa habitación, tanto en el lugar de la madre como en el del hijo, haciéndonos sentir asfixiados por la situación pero al mismo tiempo fascinados por la apasionante experiencia cinematográfica.

La segunda parte ya es más convencional y menos interesante, la película poco a poco va decayendo hasta convertirse casi en un melodrama clásico. Empiezan a intervenir más personajes en la película y eso repercute negativamente en el resultado final del producto. Creo que se debería haber perseverado en enfocar más en los sentimientos y los cambios psicológicos de los dos protagonistas. Uno disfruta hasta el final de la película, pero se va con la sensación de que una película que iba para diez se quede en un ocho. En un símil taurino, diría que Abrahamson hace una faena inolvidable, pero falla con el estoque. Esta película se merecía otro remate.

Los actores principales son claves en el nivelazo de esta película. Brie Larson vuelve a demostrar que está dotada de tanto talento como belleza, y logra una interpretación excelente de una madre que vive continuamente horrorizada por dentro pero sonriente y optimista por fuera, para que su pequeño hijo viva lo más feliz posible, ajeno dentro de lo que cabe a su terrible realidad. Y por otro lado, el niño Jacob Tremblay, está sencillamente perfecto. No entiendo como se puede actuar así de bien a esa edad (desde luego, tiene más de los cinco años que se supone que tiene, pero aún así…). El es el alma de la película, quien narra la historia en primera persona, quien nos lleva de la mano de su mundo imaginario al real, quien hace que todo parezca natural y creíble. Una auténtica maravilla, de verdad.

Me había propuesto escribir muy poco sobre la película, porque considero que es una obra que hay que descubrir, que es mejor verla con la menor información posible. Pero al final me enrollo… así que nada, termino diciendo que se trata de una especie de cuento sobre la fortaleza de la vida incluso en las más terribles circunstancias, y sobre todo la fuerza del amor de una madre y un hijo, que es el amor más grande e indestructible que existe.

Como digo, no es perfecta. Me habría gustado más audacia para rematarla por parte del director, pero aún así es de esas películas que no se olvdan, que dejan huella. Sincera, emotiva, indispensable. Pagar por verla ha sido el dinero mejor gastado en lo que va de año.

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keizz
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