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España España · Madrid
Voto de keizz:
8
Romance. Drama Adèle (Adèle Exarchopoulos) tiene quince años y sabe que lo normal es salir con chicos, pero tiene dudas sobre su sexualidad. Una noche conoce y se enamora inesperadamente de Emma (Léa Seydoux), una joven con el pelo azul. La atracción que despierta en ella una mujer que le muestra el camino del deseo y la madurez, hará que Adèle tenga que sufrir los juicios y prejuicios de familiares y amigos. Adaptación de la novela gráfica "Blue", de Julie Maroh. (FILMAFFINITY) [+]
14 de marzo de 2014
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director tunecino Abdellatif Kechiche ha realizado una película que me ha impresionado. Es de aquellas películas que te gustan mucho mientras las ves, pero que cuando pasa el tiempo te das cuenta de que te ha causado sensaciones por dentro, de aquellas que sabes que no vas a olvidar. No se parece a ninguna otra cinta que yo haya visto, como película global. Hay partes que sí me recuerdan a algunas, pero en su conjunto creo que no he visto nada parecido.

Me tengo que apresurar a hablar de la protagonista, Adele Exarchopoulos. Habría que inventar nuevos elogios para definir su trabajo. La interpretación que hace es sobrenatural, no me puedo imaginar un personaje mejor representado. No es que haga que su personaje sea creíble, es que desprende un hiperrealismo brutal que inevitablemente conecta con el espectador, por mucha distancia que queramos poner con la pantalla. Sin cambiar apenas de aspecto, logra modificar el personaje y pasar de adolescente a mujer con una naturalidad inusitada. La forma en que transmite deseo, vergüenza, dudas, dolor, es brillante, me ha impactado de verdad, tardaré en olvidar esas miradas lascivas y sobre todo esa tristeza inconsolable. Se come la pantalla a bocados cuando rie o cuando llora. Cuesta darse cuenta de que la historia que cuentan no es la suya propia, dada la pasmosa credibilidad que otorga a su personaje. Maravillosa.

La película tiene una estructura lineal, no emplea flashbacks. Los saltos de tiempo son siempre hacia adelante y sin avisar, algunos ni se notan, nunca sabemos cuanto tiempo ha pasado. Desde el principio de la película, cuando se ve a Adele en la calle, hasta que termina, otra vez con ella andando por la calle, no se sabe el tiempo que ha pasado. Deben ser entre cinco y diez años, pero no lo se con seguridad. Tampoco importa mucho. Como tampoco importa mucho la trama. Uno de los milagros de esta película es precisamente ese, que la linea argumental queda en un segundo plano. Al espectador le importa poco que muchas de las cosas que pasan sean previsibles, ya que lo grande no es lo que pasa sino cómo pasa, lo importante es el estilo. La fuerza de la problemática sentimental que se nos muestra hace que se coma todo lo demás.

El uso continuo de primeros planos (hay muy pocos planos generales) hace que uno tenga más sensación aún de estar dentro de la película. En cuanto a las escenas de sexo, es verdad, son excesivas y explícitas, rozando lo pornográfico. En otro contexto, diría que sobraban, pero en este caso, creo que está bien que estén, y que estén de esa manera, aunque es verdad que alguna escena es inusualmente larga, pero tengo pocas pegas que ponerle al tratamiento que se hace del sexo en esta película. Quien se escandalice, que no vaya.

Habría muchísimo que hablar. La película da para una conversación larga y enriquecedora sobre muchísimas cosas, pero en este caso es imposible contar todas las cosas que pienso sin desvelar las cosas que pasan en la película. A pesar de que, como he dicho, las cosas que pasan son previsibles y su conocimiento no menoscaba el disfrute del espectador, me parece mal hacer spoilers, así que trataré de los que la han visto sepan de lo que hablo, y los que no, no sientan que les destripo la película. Hablaría entre otras cosas del mito de Pigmalión que subyace en la relación entre ellas, en la diferencia cultural y social que hay entre ellas y que al final siempre termina pasando factura (el contrapunto entre las dos cenas familiares es genial), y muchas cosas más, que, ya digo, habría que hablar solo con los que ya la han visto.

Las protagonistas de la historia son dos lesbianas, pero esto es circunstancial. Es el amor lo que importa, no las personas que lo sienten. Es exactamente el mismo amor. La pasión que ellas sienten es la que yo he sentido. La felicidad que sienten es la misma que yo he sentido. Su dolor es el mío. No hay diferencias entre el amor de esta película de lesbianas y el amor de una pareja heterosexual. Por eso digo, que es circunstancial. En cuanto al proceso, también es el mismo. Al principio, la pasión desbordante, la exaltación de la sexualidad y el deseo. Luego, la felicidad de estar con quien quieres estar, de saber que es para ti, que estás con la persona que da sentido a tu vida. Y después, el lado oscuro del amor, la rutina, la ruptura, la desesperación y el dolor. Es la historia de Adele, pero también es la historia de muchos de nosotros, de casi todos los que estamos vivos, porque todos esos sentimientos forman parte de la vida, casi diría que son la vida.

Y yo creo que aún más que sobre el amor, la película es sobre la realización personal, la búsqueda interior. Adele duda, finge, no se comporta como siente. Todo esto cambia cuando conoce a Emma. Solo con ella es como en realidad es. Con ella no tiene dudas ni tiene que fingir ser nadie. Encontrar a Emma significó para Adele encontrarse a sí misma. Aunque no es el fin del camino, claro. Al contrario, es solo el principio.

En fin, una película de las que marcan. Realizada con delicadeza e inteligencia. Interpretada primorosamente. No es perfecta, claro. Puede que sobren cosas. Demasiadas escenas de sexo, demasiadas escenas de comidas, demasiados planos de Adele durmiendo. Todo es mejorable, pero pocas veces he salido del cine tan satisfecho. Satisfecho y a la vez jodido, porque se acaba la película y te quedas con ganas de saber qué pasa con Adele, cómo será su próxima relación, en qué mujer se convertirá cuando madure, muchas cosas. Que después de tres horas de cine, te quedes con ganas de más, indica que lo que has visto te ha gustado, no falla.

“La vida de Adele” no es una película. Es un retrato precioso de las emociones. Un retrato pintado con exuberante realismo que penetra en aquel que lo mira. Me ha quedado cursi, lo admito.

http://keizzine.wordpress.com/
keizz
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