Vuelve el cine de Disney que nos hizo creer que la magia lo podía todo y que una canción podía ser el arreglo que el problema planteado pedía. Encanto nos devuelve esa magia Disney, ese sello que caracterizó a una compañía que pasó de vender películas de dibujos animados a vender magia como esencia propia.

Los colores son protagonistas indiscutibles de una visualidad maravillosa, barnizada con detalles de Colombia que, aunque existentes, se quedan cortos. En Coco vimos como México era protagonista de la historia, de acuerdo al cuidado que Pixar decide tener con sus producciones. Sin embargo, Disney prefiere centrarse en la atmósfera musical y florida en lugar de premiar a Colombia con una buena adaptación.

Se nota que me enamora Disney cuando veo muchas cosas que me chirrían y, a pesar de ello, sigo pensando que es una buena obra. Porque mezcla la típica historia que hemos visto tantas veces en el cine dándole la vuelta. De la inmensidad de lo extraordinario hasta la especialidad de la simpleza.

El apartado musical arriesga con nuevos sonidos más modernos que hasta ahora no se había atrevido a explorar ninguna historia de Disney. Pero no esperes encontrate mucho folklore colombiano, en la película priman composiciones pop que sirven para un roto y un descosido.