La peli es demasiado comercial y absurda como para resistir una crítica. Pero no por superficial deja de ser gustadora: el humor (sutil a veces, en otras obsceno) y el doble sentido condimentan muy bien esta payasada de Sheen y compañía. Ojo, cinéfilos: hay más parodias de las que imaginan: los reto a encontrarlas, y gozar con ello de la irreverencia de Abrahams.