Es una buena película, pese a lo comercial. La trama, aunque poco original, apela a los sentimientos de la audiencia y resulta ser conmovedora. La actuación de Dustin Hoffman es brillante: sus dotes histriónicas son exhibidas a cabalidad, logrando imitar a la perfección a un paciente con Síndrome de Asperger. Tom Cruise no lo hace nada mal: se salva de ser eclipsado por el genial Hoffman, aunque su personaje, a todas luces, es inferior.
Sencilla en su propuesta, poco arriesgada, pero impactante. Yo mismo he visto cómo le arranca lágrimas a más de uno. Nos muestra a dos hombres completamente antagónicos que consiguen convivir amistosamente por el simple hecho de ser hermanos. Así que, pese a no ser una obra maestra, es una película que debe verse.