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Vietnam Vietnam · Ferrol
Voto de Furillo:
8
Drama Cuando todo va bien en el hogar de Johan Moritz (Anthony Quinn) con el bautismo de su nuevo hijo, el sargento Nicola Dobresco (Grégoire Aslan), decide entregarlo para ser llevado a un campo de trabajo alemán, presentándolo como judío sin serlo para que, así, su linda esposa Suzanna (Virna Lisi) quede a su merced. Ha comenzado la II Guerra Mundial y Moritz se verá involucrado en crueles y difíciles situaciones durante varios años. (FILMAFFINITY) [+]
4 de febrero de 2008
26 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es un grito contra la intolerancia, la tolerancia(valga la contradicción) y la estupidez. Es una buena llamada de atención, nada maniquea, que nos advierte que la maldad, el egoismo, la cobardía, la envidia y la estulticia no tienen colo ni fronteras.
Nos enseña a que no tenemos nada que tolerar, no somos quien para tolerar porque el juicio moral correcto es aceptar, ya que ese si nos pone en un plano de igualdad con el aceptado, mientras que el tolerado permanece en un plano de inferioridad.
Las ridículas dificultades por las que tiene que pasar este buen hombre, que es bueno aúnque lerdo, desde su idiocia nos da una lección moral cuando proclama que el es cristiano ortodoxo, no judío, pero que si lo fuese estaría tan orgulloso de serlo como lo está ahora de no serlo. Efectivamente. Yo me echo a temblar cuando alguien se declara orgulloso de una cuestión tan accidental como la de nacer en un lugar concreto del mundo. En que puedo basar mi orgullo de ser español, que no pudiera mostrar siendo de cualquier otra parte del mundo (portugués, alemán, indio, chino, peruano o soviético). Que sentido tiene si en todos los países hay gente orgullosa de pertenecer a tales; si yo estoy orgulloso de ser, por ejemplo, extremeño es porque considero que es mejor haber nacido en Extremadura, que en Chiclana de la Frontera, Ondarroa, Cartagena o Betanzos. Y eso no resulta nada científico, porque no está basado en nada concreto; por ejemplo yo le puedo decir a un estadounidense que me siento orgulloso de pertenecer a un país que tiene unos huevos cuadrados y mantiene una Seguridad Social universal, gratuita y solidaria, y si un individuo no tiene cobertura lo atienden igual sea de Dakar o de Wisconsin. O me sentiría orgulloso -mejor dicho-contento de tener la cobertura social de los países nórdicos; pero de haber nacido "no se donde" no, a pesar de que mis antepasados hayan ganado mútiples batallas sirviendo a los intereses de los poderosos del momento.
Viva el genero humano y el sentido común.
Furillo
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