Ayer acabé de ver esta magnífica serie que me ha acompañado a lo largo de los últimos meses y hoy siento una inexplicable tristeza.
De dominio público es que su argumento gira entorno a las peripecias de una familia mafiosa del norte de New Jersey, la familia Soprano, la cual da nombre al título.
Existe mucho material cinematográfico sobre el mundo de la Mafia, pero desengáñese, nunca se la mostrarán como hacen aquí.
Esta serie llega a donde no puede llegar película alguna, a mostrarnos la dimensión humana de los miembros de esta turbia organización, su día a día.
Y ello se debe en buena medida a su larga duración (80 h.) y sus magníficos guiones, auténticas películas de 45 min., cuya calidad es siempre excelente a pesar de los altibajos.
Haciendo un símil discutible, es como ver un documental de la naturaleza en el que se nos muestra la vida de depredadores salvajes.
Desde la distancia, cuando los ves pacíficamente con sus familias, podrías sentirte impelido a sentir simpatía por tales criaturas. Pero si aprecias tu vida, jamás se te ocurrirá retozar con ellos, porque sabes de sobras, que es cuestión de tiempo que te maten de un zarpazo.
Porque aunque los mafiosos son personas, la única moral que existe en su mundo es la del dinero.
Resulta espeluznante el pragmatismo con el cual se despachan todo tipo de disputas personales, a veces con muertes familiares de por medio, a base fajos de billetes.
La única regla real que existe, y que si no cumples te llevará a la tumba antes de tiempo, es que la pasta de fluir.
Y aún así, esta serie es capaz de hacer sentir genuina simpatía por ese carismático villano que es Tony Soprano, el alma de la serie. Un personaje que si le das una oportunidad te robará el corazón hasta el punto de preocuparte
Pero no se trata sólo de Tony. Hay tantos personajes memorables en esta serie que no encuentro calificativos suficientes para alabar su gran labor.
Por razones de espacio no entraré a detallar pormenorizadamente las virtudes de cada uno, pero créanme que no les dejarán indiferentes.
Sobre su polémico final tan sólo añadiré que me pareció fantástico y totalmente acorde a lo esperado (ver spoiler para más detalles).
En resumidas cuentas, hablar de Los Soprano es hablar de una pieza maestra del género mafioso y de una serie inolvidable que se ha convertido en un icono intemporal de nuestra cultura por derecho propio.