Este engendro nos trituró el cerebro a todos. Creo que todavía siguen dando la tabarra tíos con patillas y tupé de pecho depilado y pelandruscas que o bien tienen holgura por todos lados o bien moquean y babean como si fuesen subnormales de mierda. Y me salieron tics incontrolables mientras comía en un restaurante y algún mongo asomaba por el tubo catódico contando sus peripecias en Bosnia (se folló un tejón), o me acercaba a cualquier quiosco para comprar El jueves (freedom for the thinking heads) y a diez cm de ella me encontraba con el asqueroso careto de la Milá (no se puede caer más bajo) secundada por algún extreñido cejijunto que comentaba perlas del tipo "lo mejor después de hacer el amor es contarlo", (carne de presidio en cualquier país con un mínimo de sentido común). Y héte aquí que un par de años después y sin recordar todavía el cómo, estos anormales se volvieron a colar en mi retina con una especie de pseudo chorrada a la que alguién otorgó el título de película. Ya no salgo por las noches, lo que agradezco enormemente porque supongo que me pilló en estado catatónico un domingo cualquiera en un sofá cualquiera y con medio ser paralizado por las drogas y el horror.

Lo dicho, tan solo en un país en el que sus gentes odian a muerte el cine que realiza, un producto de este calado podría haber llegado tan lejos.

O sea, a emitirse.

PD. Usuario de filmaffinity por un foro de discusión en tiempo real para poner a caldo a quien me...